miércoles, 1 de enero de 2014

Un amigo en el final

¿Cuántas personas estarán en el cielo porque tú les señalaste el camino? La mayoría de los cristianos viven en un mundo seguro y bastante cómodo. La mayoría de nuestros amigos son creyentes y todo nuestro mundo social gira en torno a la iglesia y sus funciones. De manera que es muy fácil perder contacto con el mundo exterior al nuestro, lo cual a veces ocasiona una mentalidad de “nosotros” contra “ellos”, y comenzamos a ver a los que no comparten nuestra fe como “enemigos”, como "extraños".
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Como comprobarás, la Gran Comisión no fue "la gran sugerencia" o una noble idea. Dios pudo haber bañado el mundo con calcomanías que dijeran “Sonríe, Cristo te Ama”, pero no lo hizo. Dios envío a una persona y todavía lo hace. Esa persona eres tú. Tú y yo somos la única estrategia de mercadotecnia que Dios tiene.
La Gran Comisión de Cristo Jesús requiere que nos salgamos de nuestra zona de comodidad y nuestro mundo cristiano, y nos relacionemos y ministremos a las personas que aún no han conectado con el Creador.
El escritor John R. Stoot dijo: “Debemos ir así como Jesús fue, penetrar en la sociedad humana, mezclarnos con los incrédulos y fraternizar con los pecadores. Acaso uno de las fallos más grandes de la Iglesia está ahí. Nos hemos alejado de la comunidad. Hemos llegado a ser distantes en vez de acercarnos”.
Lamentablemente esta es la realidad actual. Nos hemos alejado mucho del propósito de Jesús de ir a buscar a los perdidos, y por consiguiente, la iglesia ha llegado a ser un club social.
El corazón de Dios duele por cada ser un humano que aún no ha conectado con Él. Y jamás viste en los ojos de una persona que ésta no le haya importado a Dios. El peor pecador que conoces está solamente a una oración de ser tu hermano en Cristo Jesús. Por eso debes contar la historia y encender una luz en la oscuridad.
Dios no va dejar caer tratados del cielo. Dios no va a escribir el plan de salvación en las nubes. Está en ti. Está en mí. Para bien o para mal está en nosotros.
Si tú no cuentas la historia; habrá personas que amas deslizándose hacia una eternidad sin Jesús.
Un estudiante lo expresó de esta forma:
Mi amigo, estoy en el juicio ahora
Y siento que debo culparte en cierta forma

Cuando estábamos en la tierra, día a día caminaba contigo

pero nunca me señalaste el camino.
Conocías a Dios en verdad y gloria,
Pero nunca me contaste la historia. 

Mi conocimiento en aquel entonces era indiferente, no me dejaba ver

Pudiste haberme llevado a Él.
Aunque jugábamos juntos cada atardecer 
Jamás me dijiste del volver a nacer

Y ahora, ahora, estoy aquí, condenado

Porque fallaste en hablarme de Él.
Me enseñaste muchas cosas, es verdad:
Te llamaba “amigo” y confiaba en tu amistad 

Pero ahora me doy cuenta que ya es muy tarde

Me hubiste podido salvar de este desastre.
Caminábamos y charlábamos juntos día y noche
Pero nunca me mostraste el verdadero amor 

Me dejaste vivir, amar y morir,

Sabiendo adónde me podía ir.
Sí, te consideraba mi amigo del alma
Confié en ti a través del gozo y la adversidad

Pero ahora que he llegado al final, 

No puedo decir que fuiste mi amigo real.

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