martes, 14 de enero de 2014

Me hablas – Meditación


Puedes escuchar a Dios todos los días.
Deberías escucharle todos los días. Dios espera que sus hijos, los que le conocen personalmente y conocen su Voluntad y su Palabra, le toquen a Él personal y directamente, que establezcan contacto directo con Él, y no a través de la fe o las oraciones de otras personas.
Si te detienes unos momentos, si dejas de pensar en otras cosas y le prestas a Él tu atención, escucharás al Señor.

“”En el frescor del día paseo contigo, bajo la agradecida sombra de mi jardín
escucho tu voz entre los árboles y no tengo miedo.
Tu mano, que pone a dormir las flores una a una en sus pliegues de rocío,
es fuerte para guardarme y sostenerme; no me soltará.
Me hablas a través del viento, me sonríes desde todas las estrellas.
Para mí no eres sordo ni ciego, ni estás ausente ni lejos.

Sé que la oración no es un monólogo sino un diálogo, 
cuya parte más esencial es la respuesta de Dios: 
escuchar Tu voz es lo que me da la seguridad 
de que Tú escucharás la mía.

Todo lo que hay en la Tierra está sujeto a TI
No puedo apartarme de tu amor, tu amor me sigue por doquier.
Me hablas a través del viento, me sonríes desde todas las estrellas.
Para mí no eres sordo ni ciego, ni estás ausente ni lejos…””
Y escuchó a Dios...
-YO deseo ser una presencia amorosa y constante en tu vida,
Quiero comunicarme personal y directamente contigo,
No deseo una relación distante, fría o mental, sino profunda y sincera, “de corazón a corazón”. Quiero que comulguemos íntimamente, que conversemos, que juntos tomemos decisiones y que a veces nos comuniquemos sin decir palabra. 
Deseo que cultivemos un vínculo de amor más fuerte 
del que has entablado con persona alguna, 
algo que ahora ni siquiera eres capaz de imaginar.

En toda relación de amistad hace falta tiempo y práctica para entrar en confianza con la otra persona, y actuar con naturalidad y espontaneidad. Lo mismo sucede cuando quieres aprender a conversar libremente conmigo.
Si haces el esfuerzo, te hablaré.
 Quizá las primeras veces pensarás que esa vocecita que oyes en lo profundo de tu ser proviene de tu mente, pero con el tiempo sabrás que es Mía. Puede que te dé ideas o respuestas a tus interrogantes; o tal vez te infunda una sensación de paz y bienestar; o quizá simplemente te diga lo mucho que te aprecio y cuánto disfruto de tu compañía.
Estoy lleno de sorpresas, nunca sabrás con lo que te vas a encontrar,
PERO TE PROMETO UNA COSA:

JAMÁS TE DEFRAUDARÉ
Fdo.: M.Gayo

 

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