La regla de oro en la Biblia
¿Cómo quieres que te traten? ¡Empieza hoy a tratar a los demás de la misma manera! Ponte en su lugar en vez de intentar ponerles en el tuyo. ¡Esa es la “regla de oro” para establecer relaciones de calidad!
Una vez, uno de los almacenes más grandes del país tuvo un cartel en su vitrina que decía: “Lo único que diferencia a unas tiendas de otras es la forma en que tratan a sus clientes”.
Continuamente hay encuestas, en las cuales se demuestra que la mayoría de los clientes no se queja a la dirección o al encargado cuando algo está mal; en cambio, se lo cuentan a un promedio de, digamos,...entre diez y dieciséis amigos. Dos de cada tres clientes que reciben mala atención nunca volverán a comprar en ese sitio, y lo peor es que la dirección nunca sabrá por qué. La misma regla se aplica a las iglesias.
Pero hay buenas noticias: el 95% de los clientes insatisfechos sí comprará allí nuevamente, si sus problemas se resolvieron rápida y amablemente. Aún mejor, cada uno de ellos contará a otras personas lo bien que fue atendido. El secreto está en que los jefes se tomen bastante tiempo para ofrecer una nueva estimación sobre el servicio que la gente recibe.
Ahora bien, no se trata únicamente de almacenes o de complacer a los clientes, sino de establecer relaciones de calidad en todas las áreas de la vida. ¿Somos rápidos para responder a las necesidades de la gente? ¿Huimos de los problemas o los afrontamos directamente? ¿Vemos una oportunidad en cada dificultad ajena? ¿Damos a la gente el beneficio de la duda o suponemos lo peor de ellas? Jesús lo resumió de esta manera: “…todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos…” (Mateo 7:12). Ésta es “la regla de oro” y aquellos que la cumplen ¡normalmente tienen éxito!
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