A veces vemos que nada avanza y por más que decidimos luchar sólo vemos lo negativo, y nos olvidamos de la fe, de quién es el autor de la fe.
Nos inquietamos porque el enemigo nos hace sentir culpabilidad, rechazo y que no hay salida, que sólo hay escasez.
Pero muchas veces Dios permite el fuego, que nos duela un poco, para que aprendamos que lo único que tenemos es Su amor, que lo único que tenemos es Él, porque teniendo primero a Él, todo lo demás vendrá después; que por más angustiados que estemos, si corremos a su presencia nos sentiremos seguros, resguardados.
Porque aunque todos nos abandonen o nos juzguen, hay uno Fiel, hay un Padre amoroso que es lo más preciado que tenemos.
Podremos no tener nada, pero lo único verdaderamente valioso que poseemos es ÉL.
¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?
Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
Mi carne y mi corazón desfallecen;
Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
Salmo 73: 25-26
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 8:38-39
No hay comentarios:
Publicar un comentario