Sin embargo, hoy recuerdo unas sabias palabras que escuché hace algún tiempo en un autobús camino a la universidad: La vida no es el derecho que te ganas por un arduo trabajo, por un bello rostro o sólo porque sí; la vida es un regalo inmerecido, muchas veces poco valorado, maltratado o ignorado; olvidamos cuidarla y sobre todo darle el lugar que merece. Olvidamos que es un tesoro que Dios nos puso en las manos, para cuidarlo y hacer del mismo una hermosa obra de arte.
Actualmente, hay muchos que por diferentes circunstancias no encuentran ni entradas ni salidas, ni el cómo ni el por qué, pero Dios es la respuesta, Él es la razón de todo en todo.
Lo que realmente necesitas es mirar con otra perspectiva lo que te rodea. El amor ya está, lo tienes porque Dios es el amor en su máxima expresión, sólo debes hacerlo parte real de tu vida; no se trata de un acto de magia que de un segundo a otro se te aparece a la vista, es un trabajo de cuidado, de mantenimiento. Todo lo que necesitas es entender que tu vida es como una semilla plantada, que tú decides si la riegas, la alimentas y la cuidas de forma que crezca hermosa y fuerte, o si prefieres, la dejas en el olvido y la ves morir sin haber florecido.
Todo lo que necesitas es..., decidirte de verdad a buscar en Jesús la respuesta a todos los interrogantes de tu vida.
Lo que realmente necesitamos es a Jesús.
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