martes, 24 de diciembre de 2013

Dándole significado a la Navidad - Devocional

Isaías 9:6 (Reina-Valera 1960)
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Sin darnos cuenta estamos acabando un año más y ya estamos en la época de la Navidad, la cual es desafortunadamente una época de gran confusión. Es una época de gran confusión por lo siguiente:
En Navidad todas las personas piensan que tienen que sentir algo hermoso, pero en realidad no saben o no están seguras qué es lo bello que deben sentir: obvio, la unidad familiar es un buen sentimiento, el alegrar a los niños es otro, también es la oportunidad de hacer las paces con los que hemos tenido una mala relación en los pasados días o meses, etc., pero el motivo real de la Navidad queda olvidado. Es cierto que muchos recuerdan que en esta fecha nació Jesús, pero aun así no es el motivo verdadero de la Navidad.
El nacimiento de Jesús fue anunciado por Isaias, pero su muerte ya fue anunciada desde los tiempos de Moisés. Y también, cuando Jesús iba a ser entregado pidió que celebráramos su muerte y que la recordáramos siempre, ya que por ella tenemos hoy la oportunidad de tener una relación cara a cara con Dios y la oportunidad de vivir bajo la gracia de Dios y no bajo la ley; somos libres por la sangre de Cristo, la cual le ocasionó la muerte, y hay una fecha en la Pascua para recordar esto. Pero para recordar la Navidad ponga atención:
La cita fue escrita por Isaias cuando profetizaba la llegada de Jesús, y no era de su niñez ni de su nacimiento de los que hablaba, sino de su obra y su personalidad; así como con nosotros hoy en día, que cuando nacemos se nos festeja, pero que nuestro verdadero propósito es crecer y ser personas de bien con logros. Los bebés no logran nada, son los hijos cuando crecen, los que hacen que los padres se sientan verdaderamente orgullosos.
Esta Navidad le invito a que celebre, a que sea muy feliz con su familia, que sea muy feliz cenando sabrosamente, pero celebre con la conciencia de que "lo que recordamos hoy es la fidelidad de Dios, que anunció que llegaría el Salvador; no sólo anunció que el Salvador sería niño, sino que sería niño para hacerse hombre y tendría que pasar por todo lo que el hombre pasa, para salvarnos y darnos vida eterna; ese fue el verdadero propósito de su venida, no el hecho de ser niño y ser adorado en un pesebre, sino dar salvación al mundo en su vida adulta. Por lo tanto, recuerde que usted y yo somos libres gracias a la promesa cumplida en aquel nacimiento en Belén, que tenemos la garantía de que ese bebé se convertiría en hombre, conmovería a los hombres y a sus corazones, y nos acercaría a Dios mismo".
Navidad no es época de reflexionar, Navidad es época de agradecer cuantas cosas han sucedido gracias a esa cruz, agradecer cuantas cosas nos han sido evitadas por la misericordia de Dios, y cuantas cosas hemos obtenido por la gracia de aquel que nació en Belén y luego se hizo hombre y murió por nosotros.

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