Existen varios mecanismos que hacen que nuestra fe se bloquee. Son mecanismos psicológicos que nos bloquean interiormente:
1. No valoramos lo logrado sin esfuerzo.
Dios no nos puede dar cosas grandes porque lo que no nos cuesta esfuerzo no lo valoramos. Por ejemplo, si comprar ropa no te costó, no la cuidas; pero si comprar una casa te costó treinta años de sacrificio y trabajo, la vas a amar con todo tu corazón. Todo lo que es fácil de conseguir no lo valoramos.
Por ejemplo, cuando íbamos al colegio y nos iba bien decíamos: “Aprobé”; en cambio cuando nos iba mal: “Me suspendieron”; “Me pusieron esa nota...”.
Hay un mecanismo psicológico que hace atribuirnos los éxitos y echar la culpa de los errores a causas externas. Por eso muchos no pueden crecer. En vez de asumir sus errores y ver dónde estaba la equivocación para mejorar, siempre atribuyen a otros el error.
3. Conductas contradictorias.
En psicología se llama “efecto baba”, bloquean la bendición de Dios. “Lamer hacia arriba, pisar hacia abajo”, o sea, uso amabilidad, cortesía con los que están sobre mí; en cambio, uso agresión, maltrato, abuso emocional, con los de abajo. Dios no te bendecirá con esas conductas contradictorias.
4. Tendencia hacia lo negativo.
Tenemos siempre tendencia a lo malo y este mecanismo nos impide liberar la fe. La persona que piensa en negativo, que imagina que tiene lo peor bloquea su fe, y el que piensa en positivo, que imagina que tiene lo más alto, la potencia. Por ejemplo, si llueve y piensas que si hubiera salido el sol saldrías a caminar, bloqueas tu fe; pero si nivelas para abajo y dices: “Gracias Señor, porque tengo un techo, mientras hay otros que se están mojando”, entonces potencias tu fe. Da gracias por lo que tienes y Dios te dará lo que quieres. La gratitud es la puerta para conseguir un milagro del mundo espiritual y poseer lo que nos falta.
Dios no concede peticiones a los insatisfechos, sino a los que dicen: “En pobreza o en riqueza, en todo y por todo he sido enseñado, todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Te habilita para obtener una mayor bendición.
5. Valorar el golpe y no la flor.
Este mecanismo dice: “Voy a valorar más al que me lastima que al que me trata bien”.
Una vez fuimos a predicar a un país donde nos preguntaron qué necesitábamos y sólo pedimos una cama donde poder dormir. Ministramos en todas las reuniones y hasta cualquier hora. Otro pastor invitado exigió que le fueran a buscar al aeropuerto en limusina, un hotel de seis estrellas, chófer, vigilancia, y en su habitación debía haber rosas; total, que predicó y se fue. Esta experiencia nos dejó una enseñanza: La gente que maltrata llama la atención.
Cuando alguien es maltratado busca agradar al que le maltrata, porque en él se activó un sentimiento de rechazo que no está sanado. Hay gente que valora más a los que le maltratan y por eso permanecen en esos lugares donde le tratan mal. Aléjate de los que te lastiman, valora a los que te bendicen y entrarás en grandes niveles de fe.
Un hombre llevaba más de cuatro semanas sufriendo una terrible pesadilla. Desesperado y al borde del pánico, decidió visitar a un psiquiatra. Al comenzar su sesión le dice al psiquiatra:
“Doctor, llevo más de un mes soñando que mi suegra viene a comerme y viene montada en un cocodrilo…”
“¿Sí?”, le contesta el psiquiatra. “A ver, detalle el sueño, por favor”.
“Sí, doctor. Tiene ojos amarillos, piel escamosa y dientes afilados”.
“Pero hombre, ¡Qué terrible!”, le dice el psiquiatra. A lo que el hombre le contesta: “¡Espere, ahora le describo el cocodrilo!”
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