domingo, 17 de noviembre de 2013

¿Por qué hay tantas diferentes interpretaciones cristianas? - Pregunta cristiana - Vídeo

La Escritura dice que sólo hay “un Señor, una fe, un bautismo” (Efesios 4:5). Este pasaje enfatiza la unidad que debe existir en el Cuerpo de Cristo, puesto que en nosotros mora “un Espíritu” (verso 4). En los versículos 2-3 Pablo hace un llamado a la humildad, mansedumbre, paciencia y amor; todo lo cual es necesario para preservar la unidad. Y de acuerdo a 1 Corintios 2:10-13, el Espíritu Santo conoce la mente de Dios (verso 11), que Él revela (verso 10) y enseña (verso 13) a aquellos en quienes Él mora. A esta actividad del Espíritu Santo se le llama iluminación.

En un mundo perfecto cada creyente debería estudiar concienzudamente la Biblia (2 Timoteo 2:15), en devota dependencia a la iluminación del Espíritu Santo. Pero este no es un mundo perfecto. No todos los que poseen el Espíritu Santo realmente pueden escucharle. Hay cristianos que le contristan (Efesios 4:30). Pregunta a cualquier educador y te dirá que, aún el mejor maestro, en las clases tiene una porción de estudiantes rebeldes que se resisten a aprender, sin importar lo que haga. Así que, una de la razones por las que la gente tiene diferentes interpretaciones de la Biblia, es simplemente porque algunos no escuchan al Maestro. Estas son algunas otras razones, por las que hay una amplia divergencia en las creencias entre los que enseñan la Biblia:


1. Incredulidad. El hecho es que muchos que aseguran ser cristianos nunca han nacido de nuevo. Ellos usan la etiqueta de “cristiano”, pero no ha ocurrido un cambio verdadero en su corazón. Muchos de los que pretenden enseñar la Biblia, ni siquiera creen que la Biblia sea verdad. Afirman hablar por Dios, sin embargo viven en un estado de incredulidad, y la mayoría de las interpretaciones falsas de la Escritura proceden de tales fuentes. Es imposible para un incrédulo interpretar correctamente la Escritura. “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios….y no las puede entender…” (1 Corintios 2:14). Un hombre no salvo, alguien que no tiene el Espíritu Santo, no puede entender la verdad de la Biblia, no tiene iluminación. Es más, aún el hecho de ser un pastor o teólogo, no garantiza que sea salvo.

Un ejemplo del caos creado por la incredulidad lo encontramos en Juan 12:28-29. En este verso Jesús ora al Padre diciendo, “Padre, glorifica Tu nombre.” El Padre responde con una voz muy poco audible desde el cielo, que escuchan todos los que están cerca. Nótese, sin embargo, la diferencia de interpretaciones: “Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido un trueno, pero otros decían: Un ángel le ha hablado.” Sin embargo, todos escucharon la misma cosa –una declaración inteligible desde el cielo— pero cada uno escuchó lo que quería oír.

2. Falta de instrucción. El apóstol Pedro advierte contra aquellos que “tuercen (malinterpretan, manipulan)” las Escrituras. Él atribuye sus falsas enseñanzas, en parte, al hecho de que son “indoctos” (2 Pedro 3:16). Pero a Timoteo le es dicho “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” (2 Timoteo 2:15). No existen atajos para la interpretación correcta de la Biblia, forzosamente tenemos que estudiarla.
3. Hermenéutica (interpretación) deficiente. Muchos errores han sido promulgados por el simple fracaso en aplicar una buena hermenéutica (la ciencia de interpretar las Escrituras). Sacar un versículo de su contexto real puede ocasionar un gran daño a la intención del mismo. E ignorar el amplio contexto de un capítulo y libro, o fallar en entender el contexto histórico/cultural, también conduce a problemas.

4. Ignorancia de toda la Palabra de Dios. Apolos era un predicador poderoso y elocuente, pero sólo conocía acerca del bautismo de Juan. No sabía de Jesús y Su provisión para la salvación, así que su mensaje era incompleto. Por lo que Aquila y Priscila “le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios.” (Hechos 18:24-28). Después de esto, Apolos predicó a Jesucristo. Algunos grupos e individuos en la actualidad, tienen un mensaje incompleto, porque se concentran en ciertos pasajes excluyendo a otros. Fallan en divulgar la Escritura con su Escritura.

5. Egoísmo y soberbia. Es triste decirlo, pero muchas interpretaciones de la Biblia están basadas en inclinaciones personales y preferencias doctrinales. Algunas personas ven su oportunidad para un ascenso personal, al promover una “nueva perspectiva” sobre la Escritura. Por ejemplo, ver la descripción de los falsos maestros en la epístola de Judas.

6. Falta de madurez. Cuando los cristianos no son lo maduros que deberían, su manejo de la Palabra de Dios es afectado. “Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía.” (1 Corintios 3:2). Un cristiano inmaduro no está listo para la “carne” de la Palabra de Dios. Nótese que la prueba de la carnalidad de los corintios, es la división en su iglesia (verso 4).

7. Indebido énfasis en la tradición. Algunas iglesias aseguran creer en la Biblia, pero su interpretación siempre es filtrada a través de la tradición establecida en su iglesia. Cuando la tradición y la enseñanza de la Biblia están en conflicto, la tradición, claro, tiene la prioridad. Pero esto niega la autoridad de la Palabra y garantiza la supremacía, en este caso completamente indebida, del liderazgo en esa iglesia.

Pero en sus bases doctrinales, la Biblia es abundantemente clara. No hay ninguna ambigüedad acerca de la deidad de Cristo, de la realidad del cielo y el infierno, y de la salvación por gracia a través de la fe. Sin embargo, en algunos puntos menos importantes, la enseñanza de la Escritura es menos clara, y obviamente esto conduce a diferentes interpretaciones. Por ejemplo, no tenemos un mandamiento bíblico directo sobre la frecuencia de la comunión o en la estructura del gobierno de la iglesia, o sobre el estilo de música que debe usarse. En consecuencia, los cristianos pueden tener diferentes interpretaciones de los pasajes concernientes a estos asuntos periféricos.

Aunque lo realmente importante es ser dogmáticos donde la Escritura lo es, y evitar ser dogmáticos donde la Escritura no lo es. Las iglesias deberían esforzarse en seguir el modelo dejado por la iglesia primitiva en Jerusalén: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” (Hechos 2:42). En la iglesia primitiva había unidad porque se perseveraba en la doctrina de los apóstoles. Habrá nuevamente unidad en la iglesia cuando regresemos a la doctrina de los apóstoles y renunciemos a las otras doctrinas, novedades, y estratagemas que se han infiltrado.

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