Es muy normal pensar en lo que no llegó a ser, en lo que se perdió, o en lo que no se tiene, pero por vivir pendientes de todo eso olvidamos disfrutar lo que tenemos frente a nosotros, momentos de alegría, de oportunidades, de pequeños detalles que después son muy significativos con el tiempo. Lo cierto es que a veces se nos olvida que la vida sólo es una y que debemos disfrutarla siendo felices, a pesar de que no siempre las cosas sean perfectas.
Los problemas van y vienen, las personas que no conocen a Dios creen que muchas cosas no tienen solución o que lo que han perdido no lo van a recuperar,... pero quien tiene a Dios en su corazón puede ser feliz aún teniendo problemas y a pesar de las dificultades, porque su confianza no está puesta en las circunstancias sino en Dios.
De acuerdo, es inevitable que lleguen momentos difíciles a nuestra vida, pero somos nosotros quienes determinamos los daños que causen a nuestro ánimo y confianza. Nosotros mismos decidimos lo que dejamos entrar en nuestro corazón, decidimos cuánta tristeza nos permitimos sentir, pero al mismo tiempo determinamos qué haremos para terminar con ella, y, además, tenemos la inteligencia precisa para hacer un plan distinto al que no tuvo éxito. No se trata de cambiar lo que ha sido la voluntad de Dios, sino de cómo tomamos las cosas cuando no salen bien.
La vida es tan maravillosa que, a través de ella, Dios nos enseña a experimentar todo tipo de sentimientos, experiencias y circunstancias, pero su principal deseo es que vivamos una vida de plenitud, plenitud espiritual, emocional y personal.
Nosotros no elegimos los problemas, pero sí decidimos cómo los afrontamos y superamos. Hay unos versículos en la Biblia que me encantan y son:
Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí. Pero de día mandará Jehová su misericordia, y de noche su cántico estará conmigo, y mi oración al Dios de mi vida. Salmos 42:7,8
Los escribió el rey David en momentos de tristeza, y aunque vivía cosas verdaderamente difíciles, su confianza y seguridad estaban en Dios, tanto como para coger ánimo y continuar confiando y esperando en Él.
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