La preocupación hace que uno se olvide de quién es el que manda.
Y cuando te enfocas en ti mismo… te preocupas.
Te pones ansioso por muchas cosas.
Te preocupas porque tus compañeros de trabajo no te aprecian,
porque tus líderes te hacen trabajar en exceso, porque tu superintendente no te
comprende y tu congregación no te apoya.
Y con el paso del tiempo tu agenda llega a ser más importante que
la de Dios.
Llegas a estar más preocupado en agradarte a ti mismo que en
agradarle a Él.
Y puede que cuando te des cuenta estés dudando del discernimiento
de Dios.
Pero Dios te ha bendecido con talentos y lo mismo ha hecho con tu
prójimo.
Por lo que si te preocupas por los talentos de tu prójimo,
descuidarás los tuyos. Pero si te preocupas por los tuyos, podrás ser de
inspiración para ambos.
Preocuparse significa
ocuparse antes de tiempo. Entonces, lo mejor es que hoy descanses en la manos
de aquel quien tiene el control de todo en tu vida. Piensa que Él realmente
está en control de todo.
1 Pedro 5.7
Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Juan 14.1
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
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