Dimensión: del latín dimensio, "medida". Es, esencialmente, el número de grados de libertad para realizar un movimiento en el espacio. Comúnmente, las dimensiones de un objeto son las medidas que definen su forma y tamaño. El espacio-tiempo en el que vivimos parece de cuatro dimensiones. Tradicionalmente se separa en tres dimensiones espaciales y una dimensión temporal. Podemos movernos hacia arriba o hacia abajo, hacia el norte o sur, este u oeste, y los movimientos en cualquier dirección pueden expresarse en términos de estos tres movimientos.
Un movimiento hacia abajo es equivalente a un movimiento hacia arriba de forma negativa. Un movimiento norte-oeste es simplemente una combinación de un movimiento hacia el norte y de un movimiento hacia el oeste.
El tiempo es, a menudo, "la cuarta dimensión". Es diferente de las tres dimensiones espaciales ya que sólo hay uno, y el movimiento parece posible sólo en una dirección. A simple vista, los procesos físicos no son simétricos con respecto al tiempo.
Pero la dimensión de la que hablamos ahora es, de la Dimensión de lo Sobrenatural, la dimensión del Espíritu Santo, la que nos lleva de lo imposible a lo posible. Para esto es necesario…
1. Reconocer el Anhelo del Espíritu (Santiago 4:5)
No sin razón, dice la Escritura que el espíritu que habita en nosotros, quiere tener cada vez más representatividad, y por eso nosotros debemos:
· Anhelar: Desear o perseguirle con amor. Desear: Instinto Posesivo (Salmo 45:11). Entonces el rey deseará tu hermosura; inclínate ante él, porque él es tu señor. Deja que te Posea.
· Conseguir la delicia: Dulce, Agradable, Placentero (Salmos 16:11). Tú me enseñas el camino que lleva a la vida. Hay mucha alegría en tu presencia; a tu derecha hay placeres que duran para siempre. Dios nos Satisface a Fin de de Tenernos cerca.
· Gozar: Salmo 34:8 Saboreen al Señor y vean lo bueno que es él. Afortunado el que confía en él.
2. Reconocer tu Condición Actual: Haciendo un examen personal.
3. Mover-hacer lo necesario:
Cuando usted alquila o fabrica una casa siempre la limpia antes de habitarla; si deseas ser habitado permanentemente por el Espíritu, necesitas limpiarle la casa antes que Él llegue.
Si quieres su presencia permanente necesitas hacer cambios, pero primero tienes que estar dispuesto al cambio.
Hay cosas sucias o con mal olor, otras rotas o muy pegadas, hay algunas áreas a las que les falta algo y otras con partes sobrantes. Sea cual sea tu condición necesitas cambiarlas.
Queremos prosperar, queremos crecer, queremos las multitudes, pero seguimos con las mismas actitudes y acciones antiguas. Deseamos ser restaurados y avivados, pero continuamos haciendo lo mismo que nos llevó a la ruina y a la mortandad. Debemos hacer nosotros, o permitirle al Espíritu que mueva lo que hay que mover.
4. Estar Dispuesto al Cambio.
El espíritu mora en nosotros, pero nuestro estilo de vida no le permite manifestarse en la medida que se le encomendó.
Nuestro espíritu es el punto de contacto con el Espíritu de Dios. Él mora dentro de nuestro cuerpo sin quitar ninguna de vuestras cualidades Juan 14:17. Él nos enseñará lo que es la verdad. "Los que no creen en Dios y sólo se preocupan por lo que pasa en este mundo, no pueden recibir al Espíritu, porque no le ven ni le conocen. Pero ustedes sí le conocen, porque está con ustedes, y siempre estará en medio de ustedes. 24 Jesús le contestó: -El que me ama, obedecerá mis enseñanzas. Mi Padre le amará y vendré a él y viviremos con él".
Si quieres entrar en esa nueva dimensión, si anhelas comunión, pureza y poder necesitas:
1. Obedecer la palabra que recibes.
2. Desear con todo tu corazón, Isaías 26:9: Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.
3. Entregar tu cuerpo y alma, Romanos 12:1: Por eso hermanos, les ruego que entreguen toda su vida como sacrifico vivo a Dios, quien nos ha mostrado compasión. Esa ofrenda que es su vida debe estar dedicada solamente a Dios para poder agradarle. Esta clase de adoración es la que realmente tiene sentido.
4. Pedírselo al Padre: Lucas 11:9-13: "Entonces yo les digo: Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y esta se abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra, y al que llama a la puerta se le abrirá. "Si un hijo suyo les pide un pescado, ¿le dan una serpiente? O si les pide un huevo, ¿le dan un escorpión? Pues si aun los peores entre ustedes saben cómo darles cosas buenas a sus hijos, ¡imagínense cuánto más dispuesto estará su Padre celestial a darles el Espíritu Santo a aquellos que le piden!"
5. Recibirlo por fe: debes aceptar que es para ti y que no es un premio a quienes mejor se comportan, sino una dádiva para todos.
La única manera es permitirle al Espíritu Santo que nos cambie, que nos llene, que revolucione todo lo que había antes. Hoy es tu día para cambiar, hoy es tu día para entrar a una nueva dimensión.
Bendiciones.
Fdo.: J. P. M.
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