Mientras estaba en Egipto, el pueblo de Dios tenía que bombear agua del Nilo con sólo una bomba, para regar sus cultivos y poder sobrevivir. ¡Vaya cuadro!, trabajando como esclavos, y sólo con una bomba de pie para continuar viviendo.
Pero luego la situación cambió. Escucha: “…para que… entréis a poseer la Tierra… que fluye leche y miel… no es como la Tierra de Egipto… donde sembrabas tu semilla y regabas con tu pie…” (Deuteronomio 11:8b,9b,10b).
En tu camino espiritual hay un lugar donde puedes parar de “bombear” y entrar en “el caudal”; allí puedes dejar de sudar por todas tus preocupaciones, porque la bondad de Dios fluye sencillamente en cada área de tu vida. Sin embargo, ¡esta promesa es sólo para los obedientes!
“Guardad, pues, todos los mandamientos que yo os prescribo hoy, para que seáis fortalecidos y entréis a poseer la Tierra a la cual vais a pasar para tomarla…” (Deuteronomio 11:8).
Es como tener el código de acceso y el número de cuenta correctos. Todo lo que tienes que hacer es sacar directamente del“cajero”, porque ahora estás caminando en armonía con Dios.
Todos queremos vivir en “el caudal” de las bendiciones de Dios, pero sólo un puñado de israelitas logró entrar en la Tierra prometida.
¿Quiénes eran?
(a) Aquellos que se atrevieron a seguir las instrucciones que Dios les había dado;
(b) Aquellos que estaban dispuestos a enfrentarse a los gigantes, enemigos que daban miedo;
(c) Aquellos que rehusaron ser influenciados por las opiniones ajenas;
(d) Aquellos cuya fe decía: “…el Eterno… nos llevará a esta Tierra y nos la entregará…, no… temáis” (Números 14:8,9)". ¡Y tú puedes ser uno de ellos!
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