“A Dios clamé estando en angustia, y Él me respondió”. Salmo 120:1
Esta es la expresión de un hombre de Dios cuyo corazón está quebrantado. Y puede ser también la tuya pasando momentos de sufrimiento o quebranto.
Pero el sufrimiento es parte de la vida. Todos los seres humanos lo necesitamos, y sin duda lo experimentamos en algún momento de nuestro transitar por este mundo. Es a través de él, como entendemos que hay un ser Soberano que entiende lo más profundo del corazón del hombre y de la mujer, Dios, y a quien podemos acudir en busca de auxilio.
Es a través del sufrimiento como afloran nuestras asperezas, nuestras actitudes, nuestras motivaciones y nuestro egocentrismo.
Jesús dijo: “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo”. Juan 16:33.
Tenemos que afrontar el sufrimiento, no hay otra.
Bárbara Johnson, autora de best-seller, humorista y oradora de conferencias muy solicitada, es una mujer que ha experimentado mucho dolor, por el devastador accidente que casi dejó a su esposo ciego y en estado comatoso, como un vegetal, también por las muertes violentas de dos de sus cuatro hijos, y finalmente, por el descubrimiento de la homosexualidad de otro hijo.
He aquí también unos amigos míos, que se enfrentan al dolor de ver a su hija pequeñita, de 4 años, postrada en una cama como un vegetal. Después de verla sana, alegre, correteando en su casa, de pronto una alta fiebre atacó su cerebro, dejándole en tal estado de gravedad.
Ante todas estas situaciones, nos preguntamos, ¿por qué?
Unos reaccionan manifestando dolor, otros ira, enojo, otros culpan a Dios, a la gente o a las circunstancias, o a sí mismos, otros más caen en depresiones, y algunos deciden terminar con su vida y se suicidan. Pero nos preguntamos, ¿son normales tales reacciones? Demos gracias a Dios porque nos ha hecho con emociones y podemos llorar, reír, gritar, etc. La cuestión es, que además de que Dios nos ha dado emociones, también nos ha dado dominio propio y es en ese punto donde tenemos que hacer un alto y reflexionar acerca de cómo reaccionamos frente al sufrimiento.
Experimentar sufrimiento en algún momento de nuestra vida provoca que nos hagamos algunas preguntas: ¿Es por mi culpa? ¿He desobedecido a las leyes humanas o divinas? ¿He descuidado lo que Dios me ha dado?, o ¿es por culpa de otros, cuyas palabras y acciones han hecho pedazos mi vida? ¿Es por el rechazo de un ser querido en la familia? ¿Por qué soy perseguido y por qué me difaman? ¿Por qué otros se aprovechan de mí, me usan, o por qué es difícil llevarse bien? ¿Es por las circunstancias adversas de la vida que me ha tocado vivir?
Cualquiera que sea la respuesta, y dependiendo de nuestra actitud, el final será provechoso, si sabemos que nuestra vida está en manos de Aquél que nos trajo a este mundo con un propósito específico: “Darle gloria a Él”
Veamos algunos ejemplos de personajes bíblicos que experimentaron sufrimiento y cómo reaccionaron.
Ana. Mujer que experimentó el sufrimiento a través de su esterilidad y a través de la humillación sufrida por parte de su sierva. Su reacción fue de llanto, tristeza y dolor, pero también fue tomar la firme decisión de buscar ayuda de Aquél; de aquél Dios Todopoderoso, Omnisciente, Omnipresente, a pesar de la mala interpretación del siervo de Dios, Elí, quien la observaba en su momento de dolor y angustia. 1 Samuel 1:6-10
El sufrimiento de Abigail, que radicó en el marido que tenía. Un hombre duro y de malas obras, en contraste a ella que era una mujer reflexiva. Esta mujer, ante su sufrimiento, supo callar y actuar sabiamente en un momento crucial de su vida y de su familia.1 Samuel. 25:3.
El sufrimiento es parte de la vida. Dependiendo de la actitud que tomemos frente a él, la vida se hará más llevadera, o se tornará en una carga muy difícil de soportar.
También podremos utilizarlo como un ministerio de consolación, así como hizo Jesús: “Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados” (Hebreos 2:8).
“CUANDO EL CORAZÓN SE QUEBRANTA, LA ACTITUD ES LO QUE CUENTA”
Si tu corazón está quebrantado, te animo a que descanses plenamente en Dios. Él, mejor que cualquier persona en este mundo, te entiende y sabe cómo consolarte.
Dios te bendiga,
Fdo.: A. V. C.
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