- Padre, ¡qué desgracia! Se nos ha ido el caballo.
-¿Por qué le llamas desgracia?, respondió el padre, veremos lo que nos trae el tiempo.
A los pocos días el caballo regresó acompañado de otro caballo.
-¡Padre, qué suerte!, exclamó esta vez el muchacho, nuestro caballo ha traído otro.
Unos días más tarde, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y éste, no acostumbrado al jinete, le arrojó al suelo. Como consecuencia el muchacho se rompió una pierna.
-¡Padre, qué desgracia!, exclamó ahora el joven. ¡Me he quebrado la pierna!
El padre, retomando su sabiduría, dijo:
-¿Por qué le llamas desgracia? Veamos lo que trae el tiempo.
El padre, retomando su sabiduría, dijo:
-¿Por qué le llamas desgracia? Veamos lo que trae el tiempo.
El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que se lamentaba en su cama. Pocos días después, pasaron por la aldea unos enviados del rey buscando jóvenes para llevarles a la guerra. Fueron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, le dejaron y siguieron de largo.
En ese momento el joven comprendió que si sabemos esperar, podremos ver más adelante que todo tiene un propósito.
Tal vez ahora estás igual que el muchacho, sin entender qué sucede y creyendo que lo que te está pasando es una desgracia, pero debes saber esperar y darle tiempo al tiempo para poder ver qué trae consigo esa mala experiencia. Cuando pones tu vida y tu futuro en las manos de Dios no debes desesperarte, que Dios jamás llega tarde. Su ayuda y sus propósitos están perfectamente sincronizados para presentarse en tu vida cuando sea el mejor momento.Puede ser que hoy no veas la luz al final de túnel, que no distingas el "por qué" o la solución a tu situación, pero el tiempo de bendición llegará y debes estar preparado para recibirlo.
La vida da muchas vueltas, y aunque digan que un día puedes estar arriba y otros abajo, con Dios cada circunstancia te llevará a un buen fin.
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Jeremías 29:11
Sólo Dios puede transformar lo malo en bueno; espera al día de mañana para ver los resultados de tu paciencia y fe en el Señor.
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