Todos los que hemos recibido el amor de Dios en nuestra vida y que ahora vivimos para Él, debemos ser conscientes de que nos encontramos en una lucha diaria.
Todos los días libramos una batalla en nuestra vida, entre querer agradar a Dios y querer satisfacer nuestros instintos pecaminosos, sean de cualquier tipo.
Aquel que no sea consciente de esto o que no le preste el debido cuidado que merece, se encontrará fácilmente con tentaciones de todo tipo, que poco a poco le querrán arrastrar hacia el error.
La Biblia dice: “¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar. "1 Pedro 5:8 (Nueva Traducción Viviente).
No importa lo fuerte que creas que eres, ni la enorme capacidad que creas tener para poder resistir al enemigo; no se trata de ti, ni de lo bueno que seas para esto o aquello, se trata de que al igual que todos los humanos, eres de carne y hueso y con una naturaleza que te lleva fácilmente a pecar. Por esa razón el Apóstol Pedro nos recomienda: “¡Estén alerta!”, lo cual nos debería llevar a pensar, que en cualquier momento el enemigo puede lanzar sobre nuestra vida, uno de sus ataques para hacernos caer.
Por esa razón también la Biblia nos dice: “Por eso, que nadie se sienta seguro de que no va a pecar, pues puede ser el primero en hacerlo.” 1 Corintios 10:12 (Traducción en lenguaje actual). Este mismo pasaje bíblico en otra versión dice: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.” 1 Corintios 10:12 (Reina-Valera 1960).
No se trata de creerse muy fuerte ante el pecado y por esa razón andar despreocupado de él. En la Biblia leemos que Dios nos motiva a huir del pecado, a alejarnos de él y no a buscarlo: “No te dejes llevar por las tentaciones propias de tu edad. Tú eres joven, así que aléjate de esas cosas y dedícate a hacer el bien. Busca la justicia, el amor y la paz, y únete a los que, con toda sinceridad, adoran a Dios y confían en él.” 2 Timoteo 2:22 (Traducción en lenguaje actual).Quizá últimamente has andado detrás del pecado, puede que te hayas creído lo suficientemente fuerte y has estado en lugares que sabes muy bien que no deberías estar. Quizá has estado jugando poco a poco con fuego sin quemarte y eso te ha hecho creer que el pecado no puede contra ti, sin embargo, sin que te des cuenta, poco a poco estás siendo arrastrado al campo de batalla del enemigo, en donde te querrá rodear y cuando lance su ataque final te querrá herir de muerte.
Entonces no permitas que el enemigo te engañe haciéndote creer muy fuerte, porque tú al igual que yo somos vulnerables, tenemos tendencia a pecar, y por muy fuertes que creamos que somos, podemos caer en cualquier momento. Por esa razón la Biblia nos aconseja: “Así que humíllense delante de Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.” Santiago 4:7 (Nueva Traducción Viviente). Humillarse delante de Dios supone reconocer nuestra debilidad al pecado y nuestra absoluta dependencia de Dios.
¿Queremos de verdad ser fuertes ante el pecado?, entonces humillémonos delante de Dios, obedezcamos su Palabra, y si su Palabra nos motiva a huir de todo aquello que nos incita a pecar, ¡hagámoslo! Humillarse delante de Dios tiene que ver con buscar cada día agradarle a Él, reconocer nuestra necesidad de Él, reconocer que sin Él nada somos, que todas nuestras capacidades provienen de Él y que por lo tanto le debemos todo.
No juegues con fuego, no creas que siempre tendrás la capacidad de parar en el momento indicado. ¿Y si un día esa capacidad de la que tanto te jactas te falla?, no permitas que el enemigo te saque ventaja, al contrario, sácale ventaja tú, buscando a Dios y alejándote de todo aquello que te quiera llevar a pecar.
¡Dios busca gente determinada a huir del pecado y acercarse a Él!
No hay comentarios:
Publicar un comentario