martes, 22 de octubre de 2013

Sí se puede... pero aprende a esperar - Devocionales, Reflexión


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¨Y así como no se pueden contar las estrellas de los cielos ni se puede medir la arena a la orilla del mar, así multiplicaré los descendientes de mi siervo David y de los levitas que ministran ante mí.¨
Jeremías 33:22 (Nueva Traducción Viviente).
Es difícil creer que lo que aún no tenemos se vaya a multiplicar, y que la nada se vaya a convertir en cosas grandes que jamás imaginamos; difícil pero no imposible.
Pero hay algo que Dios nos recalca siempre, y es que Él lo que promete lo cumple. Con eso es más que suficiente para que alimentemos nuestra fe cada día, porque si no lo hacemos, simplemente no le podremos agradar. 
En el versículo anterior tenemos una gran promesa, que ha de ser cumplida.
Yo no sé querido hermano(a) qué es aquello que quieres que Dios te multiplique, tal vez la fe, la provisión, tu familia,... De pronto estás orando por tener un hijo, tal vez quieres que sea multiplicado tu grupo, tu ministerio, etc. Pero lo que si sé y estoy plenamente seguro de ello, es que Dios así lo va hacer. Te entiendo, si estás en el borde del abismo, piensas que ya ninguna palabra te alienta, estás cansado de escuchar siempre lo mismo, cansado de esperar en Dios y aún no hay resultados...; pero déjame decirte que tenemos a un Dios vivo al cual le diste permiso para hacer su voluntad en tu vida, y eso es precisamente lo que está haciendo. Cuando decidiste entregársela, te negaste a ti mismo y a tus deseos, y ahora se harán los de Dios; cuando le das las riendas de tu vida al Señor, PREPÁRATE, porque va a tratar contigo para hacerte mejor cada día.
Antioquía de Pisidia
El Señor le dio a Jeremías otro mensaje y le dijo: ¿Te has dado cuenta de lo que la gente dice?: “¡El Señor eligió a Judá y a Israel pero luego los abandonó!”. En son de burla dicen que Israel no es digno de ser considerado una nación. Jeremías 33:23-24 (Nueva Traducción Viviente).

Una de las cosas que el enemigo usa para atacarnos y hacernos dudar, son las criticas y los malos comentarios de los demás; éstos mencionan frases como ¿dónde está tu Dios?, o nos reprochan que antes de que buscáramos y conociéramos de Dios estábamos mejor, o se burlan creyendo que no merecemos bendiciones.... Pero si quieres agradar a Dios y cumplir tus sueños, no hagas caso de esos comentarios porque serán obstáculos en tu camino; los envidiosos siempre lo van a intentar, pero tú decides si te hacen daño o no; no te dejes, ellos no son nadie para cuestionar a Dios y mucho menos imaginan su inmenso poder, ni nosotros tampoco imaginamos las cosas tan grandes que puede y va a hacer.
Entonces, RELÁJATE, todo es un proceso, ten por seguro que si estás haciendo lo que a Él le agrada, trabajando en su obra, orando, ayunando, ayudando al prójimo, ejercitando tu fe, eso que tanto esperas vendrá....
...porque hay algo que sí hay que tener claro, que es esperar en Dios; pero esperar en Dios no significa que te quedes en tu casa sentado viendo la televisión, durmiendo o sin hacer nada. Por ejemplo: en el trabajo que anhelas, tu futuro jefe no te va a llamar si no has llevado un curriculum; si quieres que crezca tu ministerio, hay que esperar la provisión de Dios, pero si tú no sales a la calle a ganar almas, si no estás pendiente de ellas, si no las llamas, visitas, si no las ayudas a que se afirmen..., el ministerio no va a crecer solo; si te quieres casar y conocer a la persona que Dios tiene para ti, relaciónate, conoce amigos dejándote dirigir por Dios. Es como el trabajador, que siempre está a la espera que llegue la fecha de pago de su salario, y que a pesar de estar esperando, esto no significa que se quede en su casa, al contrario, tiene que cumplir con su deber para poder conseguirlo. Tiene que hacer méritos.
Deja de tener una mente negligente, deja de pensar que no puedes, que no sabes, que Dios te abandonó, que no sirves para nada, porque con eso estás dudando de Su poder y entristeciendo Su corazón, porque Él es quien hace la obra en tu vida, no eres tú, es Cristo quien vive en ti.
¨Sin embargo, esto dice el Señor: así como no cambiaría las leyes que gobiernan el día y la noche, la tierra y el cielo, así tampoco rechazaré a mi pueblo. Nunca abandonaré a los descendientes de Jacob o de mi siervo David ni cambiaré el plan de que los descendientes de David gobiernen a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. En cambio, yo los restauraré a su tierra y tendré misericordia de ellos.¨
Jeremías 33:25-26 (Nueva Traducción Viviente).

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