martes, 22 de octubre de 2013

¡Lucha!, Dios ha de cumplir - Devocional

Los comentarios negativos querrán siempre apartarte de tu objetivo. Siempre habrá gente que no creerá en ti ni en lo que quieres lograr, siempre habrá gente que te dirá que no lo hagas porque vas a fracasar, siempre habrá gente que tratará de introducir miedo o duda a tu mente, gente que va a disfrazar de “sabio” su consejo, sin darse cuenta que lo único que está haciendo es confundirte o desanimarte para que no luches.
Ahora bien: ¿De quién es ese sueño? ¿A quién le fue puesto ese anhelo? ¿Quién es el que quiere lograr esa meta?, ¿acaso no eres tú?, ¿no fue a ti al que Dios puso ese sentir, ese anhelo, ese sueño o esa meta?, ¿entonces por qué lo que otros digan o piensen tienen que influir en lo que tú quieres hacer?
Entiende de una vez que hay palabras que Dios da especialmente para ti, palabras que muchos no creerán, y la verdad, es normal que no las crean pues esas palabras no les fueron dadas a ellos sino a ti.
José, hijo de Jacob, era un soñador, Dios había puesto en él sueños de grandeza, y sus hermanos le detestaban por eso. Hasta sus padres le llamaban la atención para que dejara de decir tales cosas. Sin embargo, cuando Dios pone en ti un sueño Él lo ha de cumplir.
La Biblia cuenta:

“Una noche José tuvo un sueño, y cuando se lo contó a sus hermanos, lo odiaron más que nunca. Escuchen este sueño, les dijo. Resulta que estábamos en el campo atando gavillas de grano. De repente, mi gavilla se levantó, y las gavillas de ustedes se juntaron alrededor de la mía, ¡y se inclinaron ante ella! Sus hermanos respondieron: Así que crees que serás nuestro rey, ¿no es verdad? ¿De veras piensas que reinarás sobre nosotros? Así que lo odiaron aún más debido a sus sueños y a la forma en que los contaba. Al poco tiempo José tuvo otro sueño y de nuevo se lo contó a sus hermanos. Escuchen, tuve otro sueño, les dijo. ¡El sol, la luna y once estrellas se inclinaban ante mí! Esta vez le contó el sueño a su padre además de a sus hermanos, pero su padre lo reprendió.”

Génesis 37:5-10a (Nueva Traducción Viviente)
Dios había puesto en José los sueños que más tarde se iban a cumplir, sin embargo en su momento fue despreciado, odiado y hasta vendido por sus hermanos, aquellos con los que compartía su día a día, hasta su padre le reprendió en un momento determinado.
Igualmente, puede que Dios haya puesto en tu vida ciertos sueños, y es posible que al contárselos a alguien hayas recibido criticas, burlas, desprecio e incluso risas. Quizá haya personas que han querido menospreciarte a causa de tus anhelos, sin embargo nada de lo que ellos digan, hagan o quieran provocar en ti, hará que esos sueños dejen de cumplirse.
El único que debe creer eres tú, porque fue a ti a quien Dios le habló o a quien puso en su corazón lo que Él va a hacer. Y no importa como pinte el panorama, no importa que la gente no crea en lo que quieres hacer o en lo que quieres lograr, basta con que Dios crea en ti y en lo que va a cumplir en tu vida.
A veces no es necesario recibir la aprobación de todo mundo, es más, a veces al querer recibir la aprobación de todo el mundo, te encontrarás con desprecios que te harán creer que nada va a suceder en tu vida; sin embargo, Dios, que un día puso en tu corazón esos sueños hará que se hagan realidad, no por capricho, sino porque Él lo decretó de esa manera y cuando Dios habla no hay comentarios negativos, no hay menosprecios que valgan, no hay burla que cambie las cosas, no hay consejos “sabios” que eviten que lo que Dios te dijo se cumpla.
¡Lucha!, lucha por lo que Dios puso en tu corazón, no te detengas; que la burla, que el menosprecio o los comentarios negativos, sean la fortaleza que necesitas para seguir creyendo que Dios hará, que todos aquellos que un día no creyeron en ti le alaben por lo que hará en tu vida.

¡No te detengas!, ¡No te desanimes!, si Dios lo dijo, ¡Dios lo hará!

¡Lucha por esos sueños! ¡No te detengas!

“El Señor llevará a cabo los planes que tiene para mi vida, pues tu fiel amor, oh Señor, permanece para siempre. No me abandones, porque tú me creaste.”

Salmos 138:8 (Nueva Traducción Viviente) 

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