sábado, 26 de octubre de 2013

La Práctica de la Presencia de Dios-9ª Carta escrita por Nicolás Herman, Hermano Lorenzo - Vídeo

La Práctica de la Presencia de Dios-9ª Carta escrita por Nicolás Herman, Hermano Lorenzo a Fray José de Beaufort, representante del arzobispado local, hace más de 300 años.

Lo que te escribo es una respuesta a algo que recibí de M--. Ora para que le haga llegar estas palabras. Me parece que ella está llena de buena voluntad, pero que quiere ir más rápido que la gracia. Y uno no llega a ser santo enseguida. 

Te recomiendo a esta hermana, porque debemos ayudarnos amonestándonos unos a otros, pero mucho más por medio de nuestros buenos ejemplos. Te agradeceré que me permitas oír algo de ella de vez en cuando, porque es muy ferviente y obediente. Pensemos frecuentemente que nuestro único trabajo en esta vida es agradar a Dios, y quizás todo lo demás no sea otra cosa que tontería y vanidad. 

Tú y yo hemos vivido durante más de cuarenta años en la vida monástica. ¿Los hemos empleado en amar y servir a Dios, quien en su misericordia nos ha llamado a este estado y para este fin? Cuando reflexiono sobre los grandes favores que Dios me ha hecho y continúa haciéndome incesantemente, sobre el mal uso que hago de ellos y lo poco que progreso en el camino de la perfección, me lleno de vergüenza y confusión. Puesto que por su misericordia nos concede todavía un poco más de tiempo de vida en este mundo, comencemos diligentemente a recuperar el tiempo perdido, retornemos con plena seguridad a aquel Padre de misericordias que siempre está dispuesto a recibirnos afectuosamente.

Renunciemos, renunciemos generosamente por amor a Él a todo lo que no es Él Mismo. Él merece infinitamente más. Pensemos en Él perpetuamente. Pongamos toda nuestra confianza en Él, y no dudo de que pronto recibiremos la abundancia de su gracia, con la cual podemos hacer todas las cosas, y sin la cual no podemos hacer nada excepto pecar. No podemos escapar a los peligros que abundan en la vida sin la ayuda real y continua de Dios. Oremos a Él continuamente por esto. 


¿Y cómo podemos orar a Dios sin estar con Él? ¿Cómo podemos estar con Él si no pensamos en Él continuamente? ¿Y cómo podemos pensar continuamente, si no hemos tomado el santo hábito de hacerlo? Me dirás que siempre estoy diciendo lo mismo. Es verdad, porque éste es el mejor y más sencillo método que conozco, y no uso ningún otro. Amonesto a todos acerca de esto. Debemos saber antes poder amar. A fin de conocer a Dios, debemos pensar frecuentemente en Él, y cuando llegamos a amarle, entonces pensaremos en Él frecuentemente, porque nuestro corazón estará con nuestro tesoro.

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