miércoles, 23 de octubre de 2013

La Práctica de la Presencia de Dios-5ª carta escrita por Nicolás Herman, Hermano Lorenzo - Vídeo

La Práctica de la Presencia de Dios-5ª Carta escrita por Nicolás Herman, Hermano Lorenzo Fray José de Beaufort, representante del arzobispado local, hace más de 300 años.

Hoy he recibido dos libros y una carta de la Hermana M--(monja amiga), que está preparándose para hacer su profesión y desea las oraciones de tu santa sociedad (Fray José de Beaufort, representante del arzobispado local), y las tuyas en particular sobre este asunto. Percibo que cuenta mucho con ellas. Ora para que no se desanime. Ruega a Dios que ella pueda hacer su sacrificio sólo por amor a Él, y con la firme resolución de estar totalmente dedicada a Él. Te enviaré uno de aquellos libros que tratan acerca de la presencia de Dios; un tema que, en mi opinión, contiene el todo de la vida espiritual. Me parece que todo aquel que lo practique debidamente pronto llegará a ser espiritual. Sé que para la práctica correcta de la presencia de Dios, el corazón debe estar vacío de todas las demás cosas; y sólo Dios debe poseerlo, pero no puede poseerlo sin que esté vacío de todas las cosas. No puede actuar allí y hacer en él lo que a Él le agrada a menos que sea dejado totalmente disponible para Él, vacío. 

No hay en el mundo una vida más dulce y deliciosa que aquella que mantiene una continua conversación con Dios: solamente pueden comprenderlo aquellos que lo practican y experimentan; sin embargo, no te estoy diciendo que lo hagas por ese motivo, porque no es el placer lo que debemos buscar en este ejercicio; sino debemos hacerlo puramente por amor, y debido a que Dios nos quiere con Él. Si yo fuera un predicador, mi prioridad sería predicar la práctica de la presencia de Dios; y si fuera un director, debería exhortar a todo el mundo a serlo; tan necesario pienso que es, y tan sencillo también. 

¡Ah! Deseamos tanto la gracia y la ayuda de Dios, que nunca deberíamos perder de vista a Dios, no, ni por un momento. Créeme; haz inmediatamente una resolución santa y firme de no olvidar a Dios voluntariamente nunca más. Resuelve pasar el resto de tus días en su sagrada presencia, privado de todo consuelo, por amor a Él, si esa es su voluntad para ti. Esfuérzate en esto de todo corazón, y si lo haces como es debido, puedes estar seguro de que pronto experimentarás sus efectos. Te ayudaré con mis oraciones, pobres como son. Me recomiendo fervientemente a ti, y a los que pertenecen a tu santa sociedad.

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