La Práctica de la Presencia
de Dios-5ª Carta escrita por Nicolás Herman, Hermano Lorenzo a Fray José de Beaufort, representante del arzobispado
local,
hace más de 300 años.
Hoy he
recibido dos libros y una carta de la Hermana M--(monja amiga), que está preparándose para
hacer su profesión y desea las oraciones de tu santa sociedad (Fray José de Beaufort, representante del arzobispado local), y las tuyas en
particular sobre este asunto. Percibo que cuenta mucho con ellas. Ora para que
no se desanime. Ruega a Dios que ella pueda hacer su sacrificio sólo por amor a
Él, y con la firme resolución de estar totalmente dedicada a Él. Te enviaré uno
de aquellos libros que tratan acerca de la presencia de Dios; un tema que, en
mi opinión, contiene el todo de la vida espiritual. Me parece que todo aquel
que lo practique debidamente pronto llegará a ser espiritual. Sé que para la
práctica correcta de la presencia de Dios, el corazón debe estar vacío de todas
las demás cosas; y sólo Dios debe poseerlo, pero no puede poseerlo sin que esté
vacío de todas las cosas. No puede actuar allí y hacer en él lo que a Él le agrada
a menos que sea dejado totalmente disponible para Él, vacío.
No hay en el mundo una
vida más dulce y deliciosa que aquella que mantiene una continua conversación
con Dios: solamente pueden comprenderlo aquellos que lo practican y experimentan; sin embargo, no te estoy diciendo que lo hagas por ese motivo, porque
no es el placer lo que debemos buscar en este ejercicio; sino debemos hacerlo
puramente por amor, y debido a que Dios nos quiere con Él. Si yo fuera un
predicador, mi prioridad sería predicar la práctica de la presencia de Dios; y
si fuera un director, debería exhortar a todo el mundo a serlo; tan necesario
pienso que es, y tan sencillo también.
¡Ah! Deseamos tanto la gracia y la ayuda
de Dios, que nunca deberíamos perder de vista a Dios, no, ni por un momento.
Créeme; haz inmediatamente una resolución santa y firme de no olvidar a Dios
voluntariamente nunca más. Resuelve pasar el resto de tus días en su sagrada
presencia, privado de todo consuelo, por amor a Él, si esa es su voluntad para
ti. Esfuérzate en esto de todo corazón, y si lo haces como es debido, puedes
estar seguro de que pronto experimentarás sus efectos. Te ayudaré con mis
oraciones, pobres como son. Me recomiendo fervientemente a ti, y a los que
pertenecen a tu santa sociedad.
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