martes, 8 de octubre de 2013

El gozo de Dios - Devocional - Vídeo

“Éste es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él.“
Salmos 118:24 (Nueva Versión Internacional).
En una ocasión me encontraba “cabizbajo”, desanimado, apático, y en eso comencé a imaginar que tenía un dialogo con el SEÑOR, en el que Él me hizo saber que el problema estaba en mi interior. Y te voy a compartir ese dialogó imaginario que tuve con mi Dios:
-Te he hecho libre para vivir, regocíjate porque ya ha acabado tu búsqueda. Qué puede ser eso que ansías si ya lo tienes. Mira dónde estás hoy y todo lo que has recibido. Me has visto solear y aún dudas. Vive cada día como una aventura y entrégame ya todos tus afanes. Te lo digo de nuevo, ¡no busques más!, que ya estás donde perteneces. Déjate de nuevo caer en mis manos, que mis sueños son más grandes que los tuyos. Haré cosas grandes contigo sí así lo quieres. Recuerda mis favores cuando me has dejado actuar, ¿te he fallado? Te lo digo de nuevo, ¡confía en mí! ¿Por qué quieres saber cómo voy a hacer las cosas?, bástate con saber que no te fallaré. Hijo mío, ¿es que no recuerdas de dónde te he salvado? Quiero que disfrutes este tiempo, quiero que vuelvas a ver todo lo que hago para llamar tu atención. Dame de tu gozo y mira todo lo que he creado para ti. Ya lo sabes, me gozo cuando te maravillas con mi creación.
¿Acaso tendré que traer de nuevo a los dinosaurios para llamar tu atención? Mantén tu corazón igual que aquel día en el que te salvé. ¿Recuerdas cómo estabas agradecido por tu nuevo comienzo? Hoy te digo algo, en Mí cada día es un nuevo comienzo. ¿Recuerdas cómo latió tu corazón y querías ayudar a tus hermanos? Hoy te digo esto, ¡sigue siendo ayuda para tus hermanos y tu corazón aumentará sus latidos! ¿Recuerdas cómo tu corazón ansiaba pedir perdón a todo el que lastimaste? Hoy te digo una verdad, ¡practica el perdón y mantendrás pura tu alma! Hoy te digo hijo mío, que disfrutes todo cuanto te doy, ¡que ese es Mi gozo!

¡Disfruta cada día que recibes del SEÑOR! Disfrútalo con el entendimiento de que cada mañana que te levantas estás recibiendo un nuevo regalo de Dios. ¿Cuán grande puede ser aquello que anheles comparado con Cristo? Vive cada día como una aventura y aumenta tu alegría.

Disfruta de cuanto tu Padre Dios te da, pues ese es Su gozo.


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