En nuestro caminar con Dios vamos experimentando un sin número de experiencias, que nos ayudarán a conocer más a Nuestro Padre y saber cuál es su voluntad en nuestra vida. Por esto es necesario que avancemos de nivel y nos volvamos adictos a su presencia.
1. ¨Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.¨ (versículo 3)
Esta fue una de las cosas que Dios le reveló por medio de visiones a Ezequiel. Quería indicarle que sumergirse en aguas simboliza sanidad, purificación, vida. y todos pasamos por esta fase; El agua hasta los tobillos da significado a los primeros pasos que damos, cuando iniciamos nuestra relación con Dios, y deben ser firmes; abarca todo aquello de entregarle nuestro corazón y empezar a caminar con Él, es estar en la orilla para luego, poco a poco, ir entrando en el mar de su presencia.
2. ¨Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta la rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos¨ (versículo 4)
Fue avanzando y el agua le llegaba hasta las rodillas, otro nivel donde no solamente nos debemos conformar con oír lo que nos dicen de Dios, sino que debemos conocerle personalmente y tener nuestra propia experiencia; aunque es cierto que para mantenernos firmes, de pie, hay que postrarnos de rodillas a orar, si queremos obtener la victoria debemos, además, humillarnos ante Él y rendirle nuestro corazón. Así es, que debemos pelear nuestras propias batallas.
Más adelante el agua le llegaba hasta los lomos, y ahí es cuando debemos empezar a trabajar en la obra, donde le servimos a Dios y cuando son asignadas nuestras responsabilidades como sus hijos, cuando estamos más llenos de su presencia, y por lo tanto tenemos mucho que compartir a las demás personas, para que también se metan de lleno con Dios. Aquí nos preparamos aún más para nuestro liderazgo, ministerio, y a su vez sembramos y cosechamos para Cristo.
3. ¨ Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado¨ (versículo 5).
Este es el nivel a donde Dios quiere que lleguemos, y de corazón oro en el nombre de Jesús para que este mensaje se haga realidad en sus vidas. Aquí alcanzamos un gran nivel espiritual, cuando Dios actúa cada vez más y nos guía, cuando dependemos totalmente y no podemos vivir sin Él, sin su presencia; cuando todo lo que hacemos es por Él y para Él, cuando las cosas carnales ya no tienen ningún efecto en nuestra vida.
¿En qué nivel te encuentras?
Si apenas estás iniciando el camino, no te preocupes, todo es un proceso y has elegido el mejor. Te animo a dar lo mejor de ti, a que anheles llenarte de la presencia de Dios. Por el contrario, si ya te encuentras totalmente sumergido en su presencia, felicidades; y procura mantenerte firme, recuerda ¨el que esté firme mire que no caiga¨. En Dios no existen límites para derramar su poder y su amor, Él quiere entregarte mucho más.
Y como Dios no se queda con nada, los esfuerzos que hagamos para Él tienen su recompensa, siempre y cuando le agraden.
¨Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.¨
Ezequiel 47:12 (Reina-Valera 1960).
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