La Práctica de la Presencia de Dios
PREFACIO
Hace unos meses recibí por correo electrónico el libro al que hace referencia este título. Me lo envió el pastor de nuestra congregación, Lucas, gran amigo mío, y trata de la forma de vida, gozosa en Dios, la forma de actuar y la forma de ver todas las cosas por parte de Nicolás
Herman, apodado el Hermano
Lorenzo, que vivió ya hace unos cuantos años, o mejor siglos.
Hoy les comparto únicamente el prefacio de este libro, bastante extenso por cierto, y espero que sea de bendición para todos ustedes. Bueno, ahí les va:
Hace más de 300 años, en un monasterio de Francia, un hombre
descubrió el secreto para vivir una vida de gozo. A la edad de dieciocho años, Nicolás
Herman vislumbró el poder y la providencia de Dios por medio de una
simple lección que recibió de la naturaleza. Pasó los siguientes dieciocho años
en el ejército y en el servicio público. Finalmente, experimentando la
“turbación de espíritu” que con frecuencia se produce en la mediana edad, entró
en un monasterio, donde llegó a ser el cocinero y el fabricante de sandalias
para su comunidad. Pero lo más importante, comenzó allí un viaje de 30 años que
le llevó a descubrir una manera simple de vivir gozosamente.
En tiempos tan difíciles como los que vivió, Nicolás Herman, conocido como el Hermano Lorenzo, descubrió y puso en práctica una manera pura y simple de andar continuamente en la presencia de Dios. El Hermano Lorenzo era un hombre gentil y de un espíritu alegre, rehuía ser el centro de la atención, sabiendo que los entretenimientos externos “estropean todo”.
Justo después de su muerte fueron recopiladas unas pocas de sus cartas. Fray José de Beaufort, representante del arzobispado local, ajuntó estas cartas con los recuerdos que tenía de cuatro conversaciones que sostuvo con el Hermano Lorenzo, y publicó un pequeño libro titulado La Práctica de la Presencia de Dios. En este libro, el Hermano Lorenzo explica, simple y bellamente, cómo caminar continuamente con Dios, con una actitud que no nace de la cabeza sino del corazón.
El Hermano Lorenzo nos legó una manera de vivir que está a disposición de todos los que buscan conocer la paz y la presencia de Dios, de modo que cualquiera, independientemente de su edad o las circunstancias por las que atraviesa, pueda practicarla en cualquier lugar y en cualquier momento. Una de las cosas hermosas con respecto a La Práctica de la Presencia de Dios es que se trata de un método completo. En cuatro conversaciones y quince cartas, muchas de las cuales fueron escritas a una monja amiga del Hermano Lorenzo, encontramos una manera directa de vivir en la presencia de Dios, que hoy, trescientos años después, sigue siendo práctica.
M.G.L.
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