domingo, 8 de septiembre de 2013

Encuentra tu lugar - Devocional - Vídeo

“Hay distintas clases de dones espirituales, pero el mismo Espíritu es la fuente de todos ellos. Hay distintas formas de servir, pero todos servimos al mismo Señor. Dios trabaja de maneras diferentes, pero es el mismo Dios quien hace la obra en todos nosotros.”
1 Corintios 12:4-6 (NTV).
Una oreja no puede respirar. Así mismo la nariz no puede escuchar. El estómago no se hizo para pensar, así como la cabeza no digiere alimentos. La espalda no puede ver, sino los ojos. De la misma manera, cada creyente debe encontrar su lugar en el cuerpo de Cristo para no interferir en su funcionamiento.
La clave para que el creyente encuentre su lugar, no solamente en la Iglesia sino en la vida, es reconocer que es DIOS quien le creó y conoce cómo funciona mejor. Por más que un gato quiera ladrar no lo conseguirá. Así también, el SEÑOR puede ahorrarle tiempo, esfuerzo y en ocasiones sufrimiento a los suyos, si éstos afinan su oído para recibir instrucciones respecto a su propósito. Dejando a un lado que una mano crea que es pie, ella no podrá sostener el avance del cuerpo y tendrá que ser cortada. Asimismo, alguien que no tiene título de maestro fracasará al intentar enseñar sólo con su conocimiento.
Los dones espirituales son herramientas dadas por el Padre en concordancia con Su plan divino (1 Corintios 12:28-31, Romanos 12:6-8). Por lo que sólo en Su voluntad se tendrá éxito. Sería lo equivalente a que una flecha dé en el blanco.
Los principales dones espirituales son: palabra de sabiduría, discernimiento de espíritus, don de lenguas, don de Interpretación de lenguas, don de Profecía, dones de Sanidades, don de hacer milagros  y don de fe. Y dependiendo del don o dones que se hayan recibido del Espíritu Santo, será la función del creyente en el Cuerpo de Cristo y su misión en la tierra.
Te exhorto a buscar en oración el propósito de DIOS para tu vida y a que obtengas los dones que necesitas para cumplir tu misión en la Tierra. Sólo pídeselos con fe y sinceridad al SEÑOR y Él te los dará. Si últimamente te has sentido como una nariz que no puede oler o como un ojo que no ve, quizá estés fuera de lugar. O si dentro de ti hay un fuego que no sabes cómo sacar, pide dirección al SEÑOR para que active en ti lo que te ha dado.

No intentes ser alguien que no eres, encuentra el lugar que el SEÑOR te ha dado.


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