Todos los días escuchamos voces, muchas voces a nuestro alrededor, gritos de una sociedad que busca influenciarnos a toda costa. Personas que tratan de limitar nuestra libertad para que nos sujetemos a costumbres y creencias contrarias a Dios. Voces, que sin pedir permiso, entran en nuestro interior y nos pueden engañar. Voces que nos atrapan y de las cuales es difícil escapar. Y todo sucede tan rápido que no nos damos cuenta.
¿De qué manera debemos estar alerta?
- Sometiendo nuestros pensamientos a la verdad de Cristo (2da. Corintios 10:5) y portando el yelmo o casco de la salvación como parte de nuestra armadura (Efesios 6:17).
- No dejándonos influenciar por todo lo que escuchamos y renovando nuestra mente a través de la palabra de Dios (Romanos 12:2)
- Estando en continua comunicación con Dios para evitar caer en tentación (Mateo 26:41)
¿Cómo podremos reconocer la voz de Dios con tanto ruido?
- Debemos escuchar atentamente la voz de Dios (Deuteronomio 28:1) a través de la revelación de su palabra u oración.
- Debemos pasar tiempo con Él diariamente (Juan 10:27).
A medida que busquemos a Dios, Él nos hará sensibles a su voz y propósito. De la misma manera en que reconocemos la voz de nuestros padres cuando nos hablan al móvil, que sin decir sus nombres sabemos quiénes son, así podremos reconocer la voz de Dios a través de nuestra comunión con Él. Esto representa un verdadero esfuerzo en la búsqueda, pero nuestra relación con Él se fortalecerá y su voz nos guiará.
A lo largo de la vida escucharemos muchas voces, unos mensajes nos harán crecer y otros querrán dañar nuestro corazón. Sin embargo, en medio de todo ese ruido la voz de Dios siempre estará presente. Él quiere que reconozcamos su voz y le obedezcamos, y siempre estará dispuesto a hablarnos. ¿Pero prestaremos atención? Decidamos hoy buscarle con todo nuestro corazón para ser sensibles a su voz, y a pesar de todo lo que escuchemos tengamos claro lo que Él quiere para nosotros, de forma que su perfecta voluntad se haga presente en lo que vemos, escuchamos, pensamos y vivimos.
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