“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1.8)
Prosperar es una decisión que se debe implementar con acciones que nos ayuden a concretarla.
Aunque Dios es el que prospera, cada uno de nosotros somos los que hacemos o no prosperar nuestra vida según como actuemos.
Pues con la salvación sucede lo mismo: Cristo es el que salva, pero cada uno decide si va a ser salvo o no.
¿Quieres que todo te salga bien? Sigue entonces el manual de instrucciones para tu vida, esto es, la Biblia. Tenla en cuenta en toda decisión que tengas que tomar, fíjate en lo que dice y aplica sus principios.
Todos los días delante de ti, está la bendición y la maldición y tienes que escoger.
La bendición consiste en obedecer a Dios y la maldición en desobedecerle.
A la hora de prosperar debemos dejar de ser pasivos y comenzar a ser activos.
No olvides que la vida no es un “que me sirvan", sino un autoservicio en ti mismo. Entonces, deja de esperar a que te lleguen las cosas y sal a buscarlas y tomarlas.
Y bendita tu vida, para que con tus decisiones y acciones hagas prosperar tu camino, obedeciendo a Dios en todo.
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