jueves, 1 de agosto de 2013

¿Cuál es mi propósito en la vida? - Devocional aliento - Vídeo

Piense en un martillo. Está diseñado para clavar. Para eso fue creado. Ahora imagine que al martillo nunca se le da uso. Sólo está guardado en la caja de herramientas. Al martillo no le importa. Pero ahora imagine ese mismo martillo con un alma, consciente de sí mismo; pasan y pasan los días y él sigue en la caja de herramientas. Se siente extraño adentro, pero no está exactamente seguro de por qué.
Algo falta, pero no sabe qué es.
Entonces, un día alguien lo saca de la caja de herramientas y lo usa para romper algunas ramas para la chimenea. El martillo está muy feliz, le encanta ser sostenido, esgrimido y estar golpeando las ramas. Sin embargo, al finalizar el día aún no se siente realizado. Golpear las ramas fue entretenido, pero no suficiente. Algo falta todavía.
En los días siguientes es usado a menudo. Reforma una tapa de rueda, destruye una plancha de yeso, restituye la pata de una mesa. Sin embargo, aún no se siente realizado. Ansía más acción. Quiere que lo usen tanto como sea posible para derribar, quebrar, arruinar, abollar cosas. Se imagina que no ha tenido bastante de estos acontecimientos para satisfacerlo. Más de lo mismo, cree que es la solución a su falta de realización.
Entonces, un día alguien lo usa con un clavo. De repente se encienden las luces en su alma de martillo. Ahora entiende para qué fue diseñado realmente. Fue para golpear clavos. Todas las otras cosas que él golpea palidecen cuando se comparan a ello. Ahora sabe lo que su alma de martillo estaba buscando todo el tiempo.
Hemos sido creados a la imagen de Dios para tener una relación con Él. Tener esa relación es lo único que va a satisfacer esencialmente nuestras almas. Hasta que no lleguemos a conocer a Dios habremos tenido muchas experiencias maravillosas, pero aún no dimos en el clavo. Habremos sido usados para algunos nobles propósitos, pero no para el que fuimos esencialmente creados, no para el que a través del mismo encontraremos la mayor realización. Agustín lo resumió de esta manera: “Tú (Dios), nos has hecho para ti y nuestros corazones están intranquilos hasta que encuentren la paz en ti.”
Una relación con Dios es lo único que calmará nuestros anhelos. Jesús dijo, Yo soy el pan de vida: el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Estamos hambrientos y sedientos en la vida hasta que llegamos a conocer a Dios. Tratamos de “comer” y “beber” toda clase de cosas para satisfacer nuestra hambre y sed, pero ellas permanecen en nosotros.
Somos como el martillo. No nos damos cuenta qué pondrá fin a este vacío, a esta falta de realización en nuestras vidas. Aún en medio de un campo de concentración nazi, Corri Ten Boom encontró que Dios le satisfacía plenamente: “La base de nuestra felicidad estaba en que nosotros supimos que estuvimos ocultos con Cristo en Dios. Podemos tener fe en el amor de Dios… nuestra Roca, que es más fuerte que la más profunda oscuridad.”
Generalmente, cuando dejamos a Dios afuera, tratamos de realizarnos con cosas que no tienen que ver con Dios, pero nada logra satisfacernos. Pasamos “comiendo” o “bebiendo” más y más, pensando erróneamente que es la respuesta al problema, sin embargo no estamos nunca completamente satisfechos.
Nuestro mayor anhelo es conocer a Dios, tener una relación con Él… ¿Por qué? Porque esa es la manera como hemos sido creados. ¿Ya ha dado en el clavo?

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