“¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: Por tu causa siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!”
Romanos 8:35-36
Nueva Versión Internacional (NVI)
Seguramente en este momento hay alguien que tiene que lidiar con alguna situación difícil. Las pruebas de Dios no son como los exámenes del colegio que tú sabes qué día y a qué hora tienes que hacerlos; las pruebas de Dios, llegan sin avisar, de repente, en el momento que menos te lo esperas, y Dios lo hace así porque quiere saber exactamente lo que hay en nuestro corazón, cómo reaccionamos y cómo afrontamos los problemas, muchos de ellos a consecuencia de nuestras decisiones equivocadas. Es en esos momentos en los que tenemos que mostrar quienes somos realmente, pues a Dios no le podemos engañar, ni nos podemos justificar; Él conoce nuestro corazón, discierne nuestros pensamientos y permite que nos equivoquemos, para que aprendamos, entendamos el camino en el que debemos andar y corrijamos lo que no esté bien.
Nadie ha dicho que la vida cristiana sea fácil, es más, algunos creen que después de convertirse todo su mundo se volvió del revés, incluso creen que su vida ha empeorado, pero esto tampoco es así; lo que realmente sucede es que Dios está haciendo "reingeniería" en nuestra vida, está poniendo todo en el orden en el que debe estar, está derribando los muros de mentira en los que construimos nuestra vida y la está reconstruyendo de nuevo, empezando de cero, sobre nuevas bases, sobre el fundamento de la Verdad, que es Jesucristo.
Cualquiera que sea la situación con la que tengamos que lidiar, difícil y única, especialmente diseñada para la persona que lo necesita, y que también puede ser dolorosa en diferentes grados, tanto emocional, física o mentalmente, tengamos en cuenta que Dios es Fiel, que no solamente no nos deja solos, sino que nos tiene agarraditos de sus manos, de donde nadie puede arrebatarnos, y que nos da herramientas para que luchemos y seamos victoriosos. Es Cristo, y podemos contar con Su Palabra, que es viva y eficaz y hace lo que Dios quiere que ella haga en nuestra vida.
Por eso es importante que permitamos que Dios escriba Su Palabra en nuestra mente y nuestro corazón, pues es en los momentos de prueba cuando Su Palabra da el fruto que tiene que dar, es cuando recordamos sus promesas, sus versículos, su amor, su fidelidad, su misericordia y nos fortalecemos en Su Presencia y en Su Espíritu. Jesús es el Pan de Vida, nuestro alimento, y entre más nos alimentemos de su Palabra, más probabilidades tendremos de salir airosos y victoriosos de cualquier situación.
Ahora bien, ¿qué propósito puede tener Dios para permitir una prueba o una situación difícil? Pues seguro que Él quiere medir:- Nuestro entendimiento de La Biblia, su Palabra, y para eso hay que leerla, conocerla, memorizar versículos y saber cuáles invocar en momentos de necesidad y angustia.
- Nuestra fe, saber cuánto creemos y confiamos en Él. Es triste, humanamente hablando, que alguien a quien amamos no confíe en nosotros, no nos crea y no tenga confianza en lo que hacemos o decimos; ¿cuánto más triste se sentirá Dios, que nos creó a su imagen y semejanza, si nos autodenominamos cristianos pero nos quedamos cortos en la fe, si nos desanimamos y nos abatimos ante los problemas?
- Nuestra humildad, pues el orgullo y la arrogancia son pecados horribles, mientras que un corazón contrito y humillado ante su presencia, es un corazón dispuesto a reconocer sus errores y equivocaciones y a no repetir eternamente los mismos.
- El amor que le tenemos a Él y que tenemos para nuestros semejantes, incluso para nuestros enemigos, pues todo el mundo tiene enemigos, aunque no sean declarados abiertamente como tales.
- Nuestra obediencia. ¿Estamos siendo obedientes a su Palabra y a su voluntad todos los días de nuestra vida, o sólo nos acordamos de Dios los domingos cuando vamos a la Iglesia?
- Nuestras promesas. Dios es fiel con nosotros y también quiere que nosotros seamos fieles a las promesas que hacemos, que cumplamos con lo que decimos y que no usemos su nombre en vano, haciendo promesas que nunca cumplimos.
Todo esto parece realmente muy difícil de cumplir si queremos hacerlo con nuestras propias fuerzas, pero si consideramos que mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo, realmente no lo es tanto; recordemos que Cristo se ha ofrecido a cargar nuestra cruz, entreguémosle pues nuestras cargas y carguemos la de Él; también ha dicho, yo soy la vid verdadera y ustedes los pámpanos, si permanecen en mí y yo en ustedes y el amor permanece, entonces darán mucho fruto; esta es la clave, permanecer en Él, no alejarnos de su presencia; su palabra y su amor, si permaneces en Él y reconoces tus faltas, cubrirán multitud de ellas.
Para poder decir “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece", tenemos que permanecer en Cristo porque separados de Él nada podemos hacer, y si Dios con nosotros, ¿quien contra nosotros? No importa la dimensión del problema, permanezcamos en Cristo, sumergidos en Su Presencia y su amor, recordemos que para los que aman al Señor, todas las cosas nos ayudan para bien.
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