lunes, 26 de agosto de 2013

Cómo ayudar a cambiar las Malas Actitudes de otros - Reflexiones

Durante un año tuve una estudiante que se comportaba de forma inadecuada.
Esta historia empezó mi primer día de trabajo. Cuando ingresé al quinto curso de secundaria para dar mi primera clase, me encontré con un grupo de estudiantes rebeldes e indiferentes.
No fue difícil identificar a la líder que a propósito era una señorita muy inteligente.
Cada vez que entraba a la aula de clases esta señorita, de nombre Sandra, empezaba a intranquilizar al resto de alumnos, se ponía de pie sin pedir permiso..., en pocas palabras, hacía lo que le daba la gana.
Mi posición frente a ella era la de ponerle en su sitio y disciplinarla, pero esto no calmaba para nada a esta señorita.
Un día, ya cansado de reprenderle, me hice una pregunta: ¿Cómo puedo cambiar la actitud negativa de Sandra?
Gracias a Dios se me ocurrió una idea genial. Pedí a todos los alumnos que fueran a la biblioteca, que yo les llamaría uno por uno para conversar con ellos.
Mientras iba conversando con cada uno de mis estudiantes, me percaté de que Sandra influenciaba a todos muy sutilmente.
Llegó el momento de conversar cara a cara, sin ningún testigo, con esta estudiante.


Se sentó frente a mi, me miró a los ojos, como desafiándome y esperando que le retase, pero se encontró con la sorpresa de que su profesor le pedía disculpas por tratarle de forma enérgica y a veces tosca.
Luego le dije que ella era una mujer muy inteligente y que sería una gran líder, que Dios le había escogido para influir en muchas personas, pero que necesitaba ir tallando su carácter y que debía cambiar de actitud si quería llegar a ser muy importante.
De pronto su rostro altivo se transformó, empezó a llorar y dijo: discúlpeme por comportarme tan mal con usted, he tenido problemas en todos los colegios en que he estado por mi forma de ser, y este es uno más de ellos.
Mientras ella lloraba, mi corazón se quebrantó y empecé a llorar con ella.
Fueron unas lágrimas hermosas y desde ese día en el aula todo empezó a cambiar, porque ella y yo nos comunicamos y nos perdonamos.
Cuando bajamos de nuestro pedestal y nos volvemos humildes, además de recordar que cada persona tiene emociones y sentimientos, que sufren, lloran, ríen, que son sensibles, pueden ocurrir milagros.
Es hora de comunicarnos deponiendo actitudes y dando lugar al perdón.
Juan 13:35
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”
Proverbios 15:1
La blanda respuesta quita la ira. Mas la palabra áspera hace subir el furor.

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