martes, 16 de julio de 2013

Perfecto Delante De Dios - Relación con Dios

Era Abraham de edad de noventa y nueve años, cuando se le apareció el Señor y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Génesis.17.1
Perfecto, completo,  maduro, recto, sincero de corazón, en palabras y conducta.
¿Qué significa tener un corazón perfecto?, significa tener un deseo profundo de hacer lo bueno y complacer a Dios.
Dios no buscará a una persona llena de dones o talentos para usarla o para ascenderla, sino que lo hará con aquellos que tengan la disposición y el amor de hacer lo que han sido llamados para hacer; Dios busca gente ordinaria para hacer cosas extraordinarias, es decir, gente imperfecta, con un corazón ferviente, con un anhelo profundo de querer obedecer a Dios y su palabra.
David le dijo al Señor: Asimismo da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus estatutos, y para que haga todas las cosas. 1 Cronicas.29:19. El rey David, conocía a Dios, y sabía que Él era el único que podía darle un corazón perfecto a su hijo. David no pidió primero por las cosas que Salomón tendría que hacer al gobernar al pueblo de Israel, sino que, antes de nada, pedía un corazón con una actitud correcta para su Creador. 
Cuántas cosas extraordinarias sucederían en nuestra vida si tan sólo nos atreviéramos a pedir un corazón perfecto para Dios, ya que con un corazón recto, integro, dado por Él, nuestros caminos serian rectos, nuestras intenciones serian las correctas, tendríamos ese deseo profundo de hacer todo sólo por Él y para Él … aunque cuando Salomón fue viejo, su corazón no fue perfecto para Dios, no porque el Señor no le hubiera dado ese corazón, sino porque la decisión de mantenerlo siempre en rectitud e integridad no perduró en él. Esta decisión siempre será nuestra, nunca deberemos olvidar que Dios hace su parte, y nosotros tendremos que hacer la nuestra.
Ezequiel 28.15 dice; Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. Todo lo que Dios creó lo hizo perfecto,…por ejemplo Satanás, que era un querubín hermoso en los cielos, fue creado a la perfección por la mano de Dios, pero él opto por la maldad en su corazón, optó por la rebelión a su Creador.

Salmo 19.7 La ley del Señor es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Dios es fiel, que hace sabio al sencillo. Su palabra es perfecta, es decir, sin error, completa, no le hace falta nada, es suficiente para revertir nuestras almas de amar el pecado, hacia el aborrecimiento del mismo, y no sólo eso, sino que nos hace sabios, inteligentes, nos llena de conocimiento y verdad. 
Cuánto tiempo ocupamos en la lectura de otros libros que no son la Biblia, o quizás en la televisión, radio..., perdiéndonos la oportunidad de oro de poder ser llenos de su aliento, de sus pensamientos, de su voluntad, a sabiendas que perfecto sólo es nuestro Señor Jesucristo; pero debemos saber, que el propósito de Dios para nuestras vidas, es que el día que lleguemos a su presencia seamos presentados en perfección a través de nuestro Señor Jesús. Pablo sabía que para poder ministrar tenía que tener una conciencia  sin ofensa ante Dios y los hombres, de lo contrario Dios no podría haberlo usado con libertad. Hechos.24.16 Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres.
Una de las formas de mantener una conciencia sensible es por medio del rápido arrepentimiento, cuando Dios nos llama la atención y reconocemos la falta sin presentar excusas. Pero cuando osamos razonar y nos llenamos de justificación delante de su presencia, se va formando un callo en nuestra conciencia, formando así dureza en nuestro corazón, por lo que sentir arrepentimiento puede ser más difícil cada vez que volvamos a pecar. Un corazón perfecto se confecciona día a día; al final de cada día, nuestro amado Señor no verá cuándo y cuánto fallamos, sino cuánto luchamos para mantenernos firmes alzando la bandera de Cristo. Pablo dice en Efesios 4.13 Llevándonos a todos a profesar una misma fe y un mismo conocimiento del Hijo de Dios. Dicho de otro modo: para que crezcamos en madurez y perfección hasta que Cristo llene totalmente nuestra existencia. Es fácil compararse con otros que vienen detrás de nuestro caminar, pero la palabra nos guía, nos insta a que nuestra medida, nuestra estatura, nuestra meta sea llegar a ser como nuestro perfecto Señor Jesucristo… la medida del varón perfecto, unidos en la fe y llenos del conocimiento de Él.
Querido amigo, querida amiga, si nos comparamos con los hombres, siempre seremos imperfectos, pero si seguimos a Jesús, Él nos llevará y nos llenará de la plenitud de su perfección. 

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