jueves, 18 de julio de 2013

Mide tu lengua - Reflexiones - Una piedra en la boca - Vídeo

Mide tu lengua

No hay duda de que todos hemos oído alguna vez la frase: "Hablas tan fuerte que no puedo escucharte". Un viejo poema confirma que el buen consejo de medir lo que se dice ha sido práctica habitual de toda cultura, raza o tribu.
La invertebrada lengua, tan pequeña y débil, puede destruir y matar, declaran los griegos.
La lengua destruye las más grandes hordas, afirman los turcos, como una espada.
El proverbio persa dice con sabiduría: ¡Lengua larga, muerte temprana!
O a veces usan esta versión:  No dejes que tu lengua corte tu cabeza.
La lengua puede pronunciar una palabra cuya velocidad excede el límite, dicen los chinos.
Los árabes dicen:  El almacén de la lengua es el corazón.
De los hebreos viene la máxima expresión: Los pies pueden patinar, pero la lengua nunca debe hacerlo.
El sagrado escritor corona a todos:  El que guarda su lengua guarda su alma.
La solución a la carrera armamentista… a las elevadas tasas de criminalidad, abuso y divorcio… puede muy bien yacer… en la lengua.
Las palabras de un padre son como un termostato que establece la temperatura de un hogar.
Proverbios 18:21
La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos
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Una piedra en la boca
Todos nos encogeríamos sólo de pensar en tener la boca llena de gravilla. Pero una piedra en la boca en realidad puede ser deseable, al menos ese parece ser el caso de las grullas que habitan en las montañas Taurus, al sur de Turquía.
Estas grullas tienden a cacarear mucho, sobre todo mientras vuelan. Todo ese ruido capta la atención de las águilas, las cuales se abalanzan sobre ellas y se las comen. Las grullas, experimentadas, evitan esta amenaza recogiendo piedras, lo suficientemente grandes como para que les llenen la boca. Esto les impide cacarear. . .no convirtiéndose así en el almuerzo de las águilas.
La gente también tiene problemas con la boca. El escritor de Proverbios dijo: El que guarda su boca, preserva su vida; el que mucho abre sus labios, termina en ruina (13:3). Los labios del necio provocan contienda, y su boca llama a los golpes (18:6). ¡Cuántos de nuestros problemas se podrían evitar si aprendiéramos a controlar nuestra lengua! ¡Cuánto dolor que causamos a los demás se podría evitar si guardáramos el habla!
¿Tienes problemas con la lengua? Prueba esto: pídele ayuda al Señor. Piensa antes de hablar. Que tus palabras sean pocas. Seguir esa fórmula puede ser tan eficaz como una piedra en la boca. 
SI NO PIENSAS LO QUE DICES, PODRÍAS TERMINAR DICIENDO TODO LO QUE PIENSAS.

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