jueves, 18 de julio de 2013

¿Qué Hago?, estoy frente a la tentación - Devocional

La tentación forma parte del proceso de Dios para con nuestras vidas, ya que es a través de ella como demostramos si somos obedientes a Dios o si nos dejamos dominar por el mal. Una vez entramos a ser parte del Reino de Dios, aquí en la tierra, el poder que hay en Jesús viene sobre nosotros y somos investidos del Espíritu Santo de Dios, quien nos capacita para vencer al pecado, a la carne, al mundo y al diablo; y es sorprendente ver que cuando el Espíritu de Dios vino sobre Jesús, una vez fue bautizado, le introdujo al desierto para ser tentado por el diablo.
Mateo 4:1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Una vez Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, se metió Satanás por medio queriéndole hacer pecar; puesto que el diablo no respeta ni a su Creador, intentó seducir al mismo Jesús, y cuánto más lo hará con nosotros: es algo tremendo, el enemigo nunca te va a querer inducir a pecar cuando estés bien, fortalecido, bendecido, lleno de gozo, de paz, de abundancia, sino que lo hará cuando estés en el desierto, sin las debidas fuerzas.
Porque sí, Dios nos hace atravesar el desierto para probarnos, y es allí donde el enemigo aprovecha y mete las narices, con el propósito de hacer caer en el mal a los escogidos de Dios. 
Lo asombroso de todo esto es que Jesús no huyó, sino que se le enfrentó, Jesús no clamó al Padre, pero sí dependió de la Palabra del Padre que había en Él en ese momento. Cuántas veces frente a las tentaciones nos vemos privados de las armas que Dios nos dio, como lo es su palabra para vencer todo embate del mismo diablo. Podremos ver, al leer este relato de la palabra de Dios, que el enemigo trató de seducirle en cuatro áreas; en lo material, en las agallas, fama, y en las posesiones.
Lo  poderoso de todo esto es que Jesús, a todos sus ofrecimientos, les contrarrestó con la Palabra de Dios; esto es precisamente lo que el Padre busca en estos tiempos, gente comprometida con Él, gente que no ceda a los ofrecimientos del enemigo, que si bien son placenteros por un momento, así como vinieron se van, y sin embargo, aquello que Dios da es perpetuo y no hay tiempo, ni edades ni circunstancias que lo desvanezcan. 
Cuántos hijos de Dios se dejan envolver cada día por la mentira, por la malicia, la concupiscencia, la lujuria, los malos pensamientos, y todos los ofrecimientos que el enemigo les hace, únicamente porque no se aferran a un arma poderosa que Dios nos dejó; este relato fue dejado en la Biblia, amado hermano (a), para que tú y yo nos demos cuenta que es posible vencer al enemigo, que es posible salir victoriosos, que es posible avergonzar al diablo.

Es tiempo de que te levantes y no salgas ya con la cabeza gacha porque cediste al pecado y a la maldad, sino de que salgas con la frente en alto proclamando que sí podemos vencerlo; si Jesús, el Hombre por excelencia, lo hizo y nos dejó sus armas a nosotros, nosotros también podemos. El propósito de la tentación es que la venzas y no que ella te venza. Puesto que el Poder del Espíritu de Dios está dentro de ti, y posees la capacidad para vencer al mal con el bien, este es el momento, amado hermano(a) en la fe, de que tomes este principio de la palabra de Dios y no te dejes arrastrar por el enemigo hacia el mal.
Para cada ofrecimiento del maligno hay una Palabra de parte de Dios, por ello toma la espada del Espíritu para cortar todo ofrecimiento del maligno. Hagamos esta oración invocando la sabiduría de Dios, y así retener los principios de la palabra para enfrentarnos al enemigo y salir vencedores: 
"Padre nuestro que estás en los cielos, en este momento me vuelvo a ti con todo mi corazón, me aferro a tu palabra, derrama espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento de ella sobre mí, declaro que he vuelto a vivir en ti para vencer y no para ser vencido, y te doy gracias, Dios, porque creo que así como Jesús lo hizo, también yo lo haré en el Nombre Poderoso de Jesús. Amén".

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