“Tú has sido escogido para conocerme, para creer en mí y comprender que sólo yo soy Dios”
Isaías 43:10 (Nueva Traducción Viviente)
El mejor llamado que puede tener un creyente es el de conocer a Dios. Y en ocasiones tan gran privilegio no es aprovechado. En el antiguo pacto, solamente los pertenecientes a la tribu de Leví podían ministrar en el templo, y sólo a los sacerdotes se les permitía entrar a la presencia del SEÑOR. No obstante, en el nuevo pacto, y por medio de la obra de la Cruz, a los creyentes se les permite entrar directamente a la presencia de DIOS, como quien entra a un cuarto a visitar a su padre.
En la cultura judía en los tiempos de Jesús, los padres procuraban que sus hijos ingresaran en instituciones donde se les discipulaba para aprender las Escrituras, aunque si el maestro no veía aptitudes suficientes en ellos, se les devolvía a sus casas donde tendrían que ser enseñados por los suyos. Lo increíble es que DIOS, por medio del Espíritu Santo, ha hecho aptos a todos Sus hijos para conocerle. Él no desechará a nadie que le busque de todo corazón; por el contrario, en la medida que le busque recibirá más dones y talentos.
En la medida que los hijos de DIOS buscan al Padre para amarle y conocerle, Él se revelará mostrando aspectos de Sí mismo que no son conocidos por todos. Sólo aquellos que han probado conocer a DIOS en la intimidad le buscan incansablemente, pues solamente Él sacia. El SEÑOR es el tesoro más grande, y dichosos son todos los que se deciden a conocerle y creer en Él.
El regalo de la intimidad con DIOS a los creyentes se les da por gracia; no obstante no fue gratuito, Jesús pagó el precio. Valora el regalo más grande que se te ha dado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario