miércoles, 17 de julio de 2013

Dios nunca llega Temprano - Crecimiento personal-espiritual

¿Alguna vez te has sentido como si tus oraciones rebotaran en el techo? ¿Te sientes frustrado porque parece que Dios estuviese distante o no le importase lo que te pasa? ¿Estás cansado de esperar y suplicar? Todos en una u otra ocasión hemos sentido a Dios lejos. Sin embargo, su proximidad a nosotros no depende de si le sentimos o no. Como puedes comprobar, comprender el sentido de Dios durante esos momentos difíciles es vital para nuestra vida espiritual.
El problema de nosotros no es que Dios esté distante. Si fuésemos honestos, la manera en que Dios hace las cosas, ocasionalmente puede provocarnos sentirle lejos porque no le entendemos y porque queremos tener lo queremos ya. Pero Dios nos da lo que necesitamos cuando lo necesitamos. Ahora bien, hay una enorme diferencia entre querer lo que queremos cuando lo queremos y necesitar lo que necesitamos cuando lo necesitamos. La diferencia es la espera.
La realidad de las cosas es que Dios no tiene prisa. Él literalmente tiene todo el tiempo del mundo. Dios es eterno, y por consiguiente no precisa tener conciencia del tiempo. Si analizas la vida de Jesús te darás cuenta que nunca andaba apresurado. De hecho, parece que se demoraba a propósito cuando otros sentían que se les terminaba el tiempo.
Lo que sucede es que pensamos que si Dios no actúa cuando nosotros se lo pedimos, perderemos la oportunidad o los recursos para que se nos facilite la vida. Nos gusta estar preparados. Pero Dios tiene todo el tiempo y los recursos siempre llegan justo a tiempo, ni un minuto tarde ni un minuto temprano.
¿Sabes qué pasaría si Dios llegase temprano? No le apreciaríamos. No viviríamos por fe; viviríamos por suposición y presunción y nunca reconoceríamos nuestra necesidad de un Dios que siempre llega justo a tiempo.
De manera que la próxima vez que tengas que esperar recuerda tres cosas:
1) Esperar renueva nuestras fuerzas.
2) Esperar redefine nuestro carácter.
3) Esperar vuelve a enfocar nuestro propósito.
Así que, mientras esperes no tengas miedo. No te preocupes. No te desanimes. No te desesperes. Dios es paciente con nosotros y a veces se demora por nuestro propio bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario