Cuando te ves acorralado por el enemigo, véanse deudas, preocupación, enfermedad, destrucción familiar, escasez, pobreza, sólo te quedan dos opciones: tirarte al suelo ante ellos, o clamar en busca de ayuda. Muchas veces sabemos que nos estamos enfrentando a cosas que no podemos solucionar solos, pero tratamos de todas formas de hacerlo a nuestra manera y con nuestras fuerzas, llevándonos esto a la destrucción, al cansancio y hasta a querer dejar de existir.
Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. Salmos 121:1.2
Se dice que David pronunció este salmo en un momento en el cual estaba rodeado de enemigos. Tal vez el enemigo te ha rodeado de distintas maneras y quizá no sabes cómo zafarte de las garras del abatimiento, aflicción, depresión, desánimo, pereza, adulterio etc.; pero piensa que este es el momento más oportuno para que alces tus ojos e invoques la ayuda que viene no de un monte, sino del Cielo.
Todos esperamos que alguien nos socorra por la situación que estamos viviendo, y la pregunta es: ¿De dónde y de quién esperas que venga tu ayuda? Tal vez has buscado y esperado que te ayuden tus amistades, tus parientes, un buen trabajo, tu pareja etc. Pero cuando pones tu esperanza en un ser humano, tarde o temprano serás defraudado, mas cuando aprendes a esperar en el socorro que viene de lo Alto, nunca vas a ser avergonzado.
Observa a David mirando en todas direcciones a su alrededor, a ver si alguien se aparecía a ayudarle y sacarle del hoyo en el cuál estaba, y viendo que nadie aparecía, recibió iluminación del Espíritu Santo. Mi socorro viene de Jehová, no de un ser humano, no de un vecino, no de una persona rodeada de debilidad, y mucho menos de los montes, sino de aquel que hizo los montes; quizás habías puesto tu esperanza en lo que una persona podía hacer por ti y a lo mejor fuiste defraudado por él, pero piensa en esto:
Aunque los hombres te hayan dado la espalda, aunque la gente se haya burlado de ti, aunque te prometieran y no cumplieron, aunque parezca que nadie viene a ayudarte, TU SOCORRO VIENE DE JEHOVÁ, QUE HIZO LOS CIELOS Y LA TIERRA; ¿será que ese Dios que hizo toda la creación no es poderoso para socorrerte? La referencia de Dios son los Cielos y la Tierra. Es Dios quien mueve lo que tiene que mover para sacarte de donde estás, es Dios quien da la orden para que tu bendición llegue, es Dios quien te puede socorrer y librarte del enemigo, así como lo hizo con David.
Si a causa de situaciones que has vivido en estos días, sólo levantabas tus ojos a los montes para ver de dónde venía tu socorro, este es el momento de que los levantes más alto, o sea, a los Cielos porque es de allí de donde viene tu verdadero Socorro.
Padre Nuestro que estás en los cielos, en este momento oro a ti, levanto mi mirada no a los montes, sino a los cielos porque de ti es de quien viene mi socorro; gracias te doy porque Tú eres quien pelea por mí, eres quien me da la victoria, eres mi Escudo, mi Bandera, mi Torre Fuerte; en ti me escondo, Dios, y gracias te doy por sacarme adelante, en el Nombre Poderoso de Jesús. Amén.
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