viernes, 28 de junio de 2013

No Nos Quedemos Sentados - Crecimiento personal-espiritual

¿Alguna vez sintió que no iba a ningún lado?  ¿Pararía lo que estuviera haciendo por estar frustrado?  Pues tengo noticias para usted… todos vamos a algún lugar aunque nos detengamos.
Contestaba un correo electrónico a mi amigo Nathaniel y le dije: “Siempre es bueno tener un sueño, pero usemos los pedazos de realidad de nuestra vida”. Hablaba de mi terraza en su parte frontal; necesitaba desesperadamente ser reemplazada, pero no tengo los recursos. Cuando lo pienso, tengo tres posibilidades:
(1) Mi sueño final sería demolerlo todo y reemplazarlo con una pequeña adición de dos pisos. Nuestra habitación es pequeña, por lo que el segundo piso la ampliaría un poco. La ampliación en la planta baja sería un lugar de descanso cerrado.
(2) El sueño sería reemplazar la terraza por un recinto para tres habitaciones.
(3) Pero la realidad demanda parchear la terraza con unas cuantas tablas y mucha pintura.
Me di cuenta, cuando dije aquello de la realidad, que esta es la formula perfecta para muchos de nuestros sueños y planes diarios. El sueño final, el sueño y el parche de la realidad. Por supuesto que uno puede argumentar que el "cuarto" sería "no hacer nada"… 
Entonces me pasaron por la mente dos hechos interesantes. Podríamos simplemente no hacer nada, pero todavía estaríamos moviéndonos; ¿cómo?:
- La distancia promedio al sol es de 150,000,000 de kilómetros (93 millones de millas), por lo que la velocidad de viaje para darle la vuelta al sol en un año es ese radio X 2 X pi, o sea, 942,000,000 millones de kilómetros en un año de 24 horas/día x 365 1/4 = 8,766 horas, que dividimos para obtener 107,000 km/h o unas 67,000 mph. ¡Sí! Esos somos Usted y yo en movimiento aunque estemos sentados (no hice el cálculo sino que lo investigué; hay otras respuestas más complicadas pero creo que esta es ya suficiente).
- ¿Y crear un “nuevo yo”?  Mis médicos me dicen que necesito recrearme para poder ser feliz.  Descubrí que ya hacía eso sin darme cuenta. Mi piel, debido a la mudanza de las células cutáneas, se reemplaza a sí misma cada 7 años. En realidad nuestra piel muda cada 28-45 días, rejuveneciendo la epidermis y permitiendo a la nueva generación de células cutáneas florecer. La piel muerta necesita caerse para permitir a las nuevas células emerger. Nos deshacemos de unos 20 kilogramos de piel durante la vida. ¡Vaya!, necesito perder peso y 20 kg. no están mal.
Hay también otras influencias o posibilidades con esto, pero creo que transmito mi idea. La verdad es que no podemos únicamente sentarnos y esperar cambios positivos en nuestra vida; no podemos detenernos en un lugar y esperar llegar a donde realmente queremos estar. Tenemos todo lo que necesitamos para hacer esos cambios; no queremos acabar con una vida parcheada demasiadas veces, por lo que “¡no nos quedemos sentados!”

Este pensamiento, si bien es un poco técnico, no deja de comunicar claramente su mensaje: la vida no nos fue dada para “vegetar” en ella, sino para accionar, decidir nuestros mañanas y cumplir con los propósitos para los que fuimos creados. Todos nosotros somos valiosos para Dios y tenemos potencial suficiente no sólo para vivir vidas abundantes, sino para ser de bendición para los que nos rodean y para aquellos más allá. Claro está que esa capacidad ha sido limitada por el pecado en nuestra vida… ¡pero Dios proveyó la solución perfecta de Jesús para ello! Con el Salvador a nuestro lado, podemos vivir una vida excitante… muy alejados de una que sólo se conforma con quedarse sentada. 

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