viernes, 24 de mayo de 2013

Padre - Devocional - Vídeos


“¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” 
Lucas 11:11-13 (Reina-Valera 1960)
Soy padre de dos pequeños, Uziel de cuatro años con ocho meses y Valentina de un año con ocho meses; verlos sonreír es mi delicia, ver cómo van creciendo y cómo van siendo niños de bien, me alegra el corazón; y saber que están creciendo en un ambiente idóneo para que su fe en Dios se fortaleza, me hace sentirme contento y confiado, en que Dios hará cosas maravillosas en sus vidas.
Ellos son mis hijos, dos pequeños muy diferentes el uno del otro, pero por los cuales siento un amor indescriptible, que me llevaría a hacer cualquier cosa por ellos.
Mi papel de padre no lo cambiaria por nada, disfruto al ser su padre y que ellos sean mis hijos. Cuando están en peligro, voy y trato de ponerles a salvo. Cuando tienen alguna necesidad, trato de suplirla en cuanto pueda. Verles felices es uno de mis propósitos, que se sientan seguros es lo que trato de transmitirles.
Puedo notar cómo en mi presencia se sienten seguros y libres, puedo verles sonreír cuando saben que les cuido, veo sus caritas llenas de fe, sabiendo que papá está allí para que nada malo les pase y eso, sin lugar a dudas, me hace sentir muy bien, pues saber que tus hijos confían en ti no tiene precio.
Dios es nuestro Padre, el Padre que haría cualquier cosa por sus hijos. Un Padre que, al ver en peligro a sus hijos, corre a protegerles, el Padre que, al ver una necesidad de sus hijos, trata de suplirla; aquél Padre que desea que sus hijos puedan confiar plenamente en Él, porque eso le hace sentirse orgulloso de ellos.
Cuando comparo el amor que le tengo a mis hijos y lo capaz que yo seria de hacer cualquier cosa por ellos, entonces me doy cuenta de que Dios haría aún más por mí de lo que yo haría por mis pequeños.
Yo, siendo un hombre y un padre imperfecto, trato de cuidar, proteger, amar y guiar a mis hijos. ¿Cuánto más mi Padre que está en los cielos?
Me emociona en gran manera el hecho de que muchas veces Él ha estado allí, cuidándome aunque dudadara de que lo hiciera. Me emociono al saber que me ha bendecido más de lo que considero merecer, pero que su amor hacia mí no tiene limites. Me emociona saber que, a pesar de mis frecuentes errores, siempre tiene algo especial para mi vida. Me emociona saber que, en medio de millones de millones de personas, me escogió a mí para ser su hijo. Me emociona saber que, a pesar de que la duda venga a mi mente, Él no se limita a ayudarme y sacarme de todos aquellos momentos en los que creo que no podré más.
Hoy quiero recordarte quién es tu Padre. Tu Padre es DIOS, y Él siempre ha cuidado de ti; Él siempre ha estado allí, incluso en aquellos momentos en los que dudaste de su presencia. Él siempre estuvo allí, aún en aquellos momentos en donde hiciste lo contrario a lo que te mandó; Él nunca dejó de estar allí.
Tú Padre te ama y quiere lo mejor para ti. Eso no significa que no vayas a experimentar momentos difíciles, pues son parte de la vida de cualquier ser humano, pero aún en medio de esos momentos difíciles, Él estará allí para no dejarte solo y darte la fortaleza que necesitas para salir adelante.
Confía en Dios como tu Padre, no olvides que eres su hijo y que tienes importancia especial para Él. Un día Él te escogió a ti, no porque te lo merecieras, no porque fueses lo suficientemente bueno para merecerlo, sino porque simplemente te amó y te escogió desde antes de la fundación del mundo.
Tú siempre estuviste en los planes de Dios, tú siempre fuiste importante para Él. Quizá estos días te has sentido solo y abandonado, quizá hasta has pensado en volver a tu antigua vida, al ver los constantes problemas que se te presentan, sin embargo, hoy Dios quiere recordarte que Él es tu Padre y que como tal, está pendiente de tus necesidades y a Él no se le escapan los detalles.
Tu tarea es creer y confiar, tu tarea es descansar en los brazos de tu Padre. Si Él está allí, ¡no hay nada que temer!, si Él está observándote, entonces ¿por qué pensar que las cosas terminarán mal?. Dios siempre tiene una forma única y especial de actuar y lo demostrará en tu vida a través de esa situación que estás atravesando.

¡TU PADRE ES DIOS, QUE NUNCA SE TE OLVIDE!

“Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.” 

2 Corintios 6:18 (Reina-Valera 1960) 

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