“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
2 Corintios 5:17 (Reina-Valera 1960).
En referencia a la nueva vida que ofrece Jesucristo, Él espera que sea realmente nueva. Y no una mezcla entre lo que se fue en el pasado y la persona que aceptó a Cristo como Señor. El secreto de tener una vida totalmente nueva, es creer de todo corazón que se trata de Jesús y no de uno mismo. Cuando la genética de Cristo es injertada en nuevos creyentes, ellos tienen Su poder para vivir como Jesús. No con esfuerzos humanos para ser santificados, sino con el poder de resurrección de Jesús.
Cuando un creyente entiende que se trata de Jesús, su alma y cuerpo encuentran descanso. Siendo que le será revelado todo en cuanto a su santidad y su justicia, lo único que debe hacer es aceptar el regalo que Jesús le ha dado, para vivir en victoria sobre el pecado y la muerte (Romanos 5:17). Y que, al entender que es DIOS quien sustenta todas sus obras, dejará de esforzarse tanto y descansará en el Espíritu.
Cuando el creyente enfoca su mirada en lo que por él mismo es capaz de hacer, se pierde lo sobrenatural de DIOS. Cuando se miran demasiado los errores/pecados cometidos, se corre el riesgo de olvidarse del perdón y la gracia que Jesús ya ha dado. Al enfocarse tanto en sí mismo, el creyente puede perderse del poder que Jesús desató en la Cruz (plenitud, salud, santidad o prosperidad económica). Pues dejará de ver a Jesús como su Salvador e intentará salvarse a sí mismo.
Cuando un creyente entiende que delante de DIOS es santo y sin mancha por medio de Jesucristo, encuentra descanso espiritual (Efesios 1:3-5). Anteriormente sólo confesaría sus pecados para crecer cada vez más, y no para mejorar su santidad o justicia delante de DIOS.
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