martes, 14 de mayo de 2013

Lo que piensa Dios de ti - Devocional

La verdad, aunque algunos lo neguemos, es que nos da miedo ser criticados por alguien; el  mero hecho de saber que podemos ser motivo de burla o de habladurías, nos retiene para hacer muchas cosas, y nos hace quedarnos en la línea que divide lo que nos gustaría hacer y lo que pensarían los demás si lo hacemos... o no.
Hace que te detengas a pensar en lo que pasaría, si las personas que te rodean están de acuerdo o no con lo que haces, en que si a alguien no le parece bien que seas de cierta manera o que creas poder hacer algo, pero... debes saber que, “siempre habrá alguien a quien no le agrades, alguien que hable de ti y a quien no le parezca bien lo que haces”. 
El problema con ello no es que lo sepas o no, el problema es que te influya tanto lo que dicen los demás, que te haga olvidar lo que piensa Dios de ti, quien diferente a cualquier persona, tiene solamente pensamientos de bien acerca de ti y conoce todas tus capacidades y potencial en Él.
A veces nos preocupamos demasiado por lo que alguien pueda hacernos, o por la opinión que guarden acerca de nosotros y de cómo piensan de lo que hacemos, cuando realmente de lo único que deberíamos preocuparnos, es de no ser obstáculo para nadie; nada de lo que piensen y digan debería influir en lo que somos y hacemos, y mucho menos cuando se trata de obras para Dios.
Es un gran error por tu parte, pensar que el día que la gente deje de criticarte es porque estés haciendo bien las cosas. Si piensas que cuando no escuchas críticas es porque estás haciéndolo todo bien, entonces lo estás haciendo mal. Siempre que estés haciendo algo o trabajando para Dios vas a ser criticado, pero es ahí cuando es el momento de poner en la balanza qué es lo que realmente te importa, si lo que piensa el mundo, o lo que piensa Dios de ti.
Pues..., ¿busco ahora el favor de los hombres, o el favor de Dios?, ¿trato de agradar a los hombres, o a Dios? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. Gálatas 1:10
Cuando Jesús predicaba y andaba con los discípulos, y siempre era criticado y acusado, hubo a quienes nunca les pareció bien lo que hizo, y buscaron la manera de hacerle daño; sin embargo, no es que estuviera haciendo mal las cosas, Él siempre fue firme en sus propósitos y objetivos, y entre ellos no estaba el ser transformado y ser como ellos, sino que ellos se transformaran a Él; sabía lo que Dios pensaba de Él y no le dio importancia a los malos comentarios que escuchó.
Jesús fue el ejemplo más grande en todo sentido; la prueba está en que, siendo hijo de Dios y mereciendo ser tratado con todas las reverencias que pudieran existir, no fue así. Fue objeto de rechazo y críticas, pero sus ojos estaban fijos en lo más alto, y no en lo que la gente hablaba de Él, su mirada estaba en el Padre y en el cumplimiento de su propósito.
Si tú estas pasando por momentos de crítica en los que recibes burlas, en los que nadie ve lo bueno que haces y no logras ser del agrado de muchos, recuerda estas palabras: “Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedesMateo  5:11,12.
Que los comentarios de las personas acerca de tu servicio a Dios, no te desanimen ni sirvan de tropiezo a tu camino, antes bien, que tu interés esté en lo que Dios piensa de ti; recuerda que tú vives para agradar a Dios, que Dios te envió a ser la sal de un mundo que la necesita, a convertirte en luz donde gobierna la oscuridad. ¡Tú eres diferente!, no esperes a que toda la gente te acepte, porque no puede ser así; puede que lo que haces no sea del agrado de todo el mundo, pero si eres del agrado de Dios, esa será la mayor de las recompensas.
Esto es lo que piensa Dios de ti:

Él te creó con un propósito y tiene en sus manos los medios para que sea cumplido.

Él te amó a pesar de tus errores y desea seguir trabajando en ellos hasta que seas perfeccionado.

Él conoce el deseo de tu corazón y quiere llevarte aún más lejos de lo que has soñado.

Él sabe que eres capaz, que todo lo puedes y que tienes potencial, y por eso fuiste llamado.

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