Vivía en México, en extrema pobreza, no tenía ningún tipo de educación, pero soñaba con una vida mejor. Sóla, con muy poco dinero para alimentar ese sueño, se dirigió a Los Ángeles, en donde usó sus últimos siete dólares para tomar un taxi que le llevaría a la casa de un pariente lejano.
Roberta se negó a vivir de la caridad de otros. Rápidamente encontró dos trabajos, de lavavajillas, y haciendo tortitas desde la medianoche hasta las seis de la mañana. Esto le permitió ahorrar quinientos dólares, que invirtió en su propia máquina de hacer tortitas.
Con el transcurrir del tiempo, y con mucho esfuerzo, Roberta se convirtió en la directora del mayor negocio de venta mayorista de alimentos de México en el mundo. Y además de este éxito, Roberta Banuelos fue escogida personalmente por Dwight D. Eisenhower, para ser la trigésimo séptima Ministra de Hacienda de los Estados Unidos.
Ella fue ejemplo de lo que Eisenhower dijo acerca de los sueños que impulsan nuestro futuro: “Tenemos éxito solamente si elegimos un objetivo predominante en la vida, en la guerra o en cualquier otro lado, y si conseguimos que todas las demás circunstancias se inclinen ante ese único objetivo”.
El futuro pertenece a los que creen en la belleza de sus sueños.
Marcos 9:23
Todas las cosas son posibles para el que cree.
Todas las cosas son posibles para el que cree.
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