lunes, 1 de abril de 2013

Pertenecer al Club - Reflexiones - Vídeo

Varias niñas adolescentes decidieron formar un club de cosas que no necesitas, con el fin de recaudar dinero para misiones. Las chicas decidieron añadir dinero al fondo, eso sí, dando de su esfuerzo. La mayoría de ellas eran de familias pudientes, y con facilidad identificaron maneras de contribuir.
Margie era diferente. Su familia tenía pocos bienes y casi nada les sobraba, por lo tanto, fue difícil para ella saber con qué contribuir. Cierto día se arrodilló al pie de su cama y le pidió a Dios que le mostrara algo que pudiese dar. Mientras oraba, su perrito mascota lamió sus manos. De pronto recordó que el médico de la familia se había interesado en comprarlo.
Lágrimas brotaron de sus ojos mientras exclamaba:
- ¡Oh Lucero, no me imagino cómo sería tener que despedirme de ti!, y entonces pensó en el regalo que Dios le hizo al mundo.
-¡Lo haré!, dijo ella. Se dirigió hacia la casa del médico y vendió a su perro por cincuenta euros. Y aunque echaba de menos al perrito, aún así estaba muy contenta.
Cuando el médico supo cuál fue la razón por la que Margie vendió su perro, se lo devolvió con una nota amarrada al collar.
La nota decía: Anoche le entregué a Dios lo que sobraba de mi escatológica vida. Me encantaría pertenecer a tu club, y deseo comenzar dando a Lucero.
Juan 3:16
Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.

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