HECHOS 2: 32, 33 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.
INTRODUCCIÓN: la resurrección de Jesús tiene más evidencias y pruebas a Su favor, que cualquier otro acontecimiento de la historia. Estudiemos algunas de ellas, pruebas teológicas:
1. EL CADAVER DESAPARECIÓ: Podríamos preguntarnos: ¿Qué pasó con el cadáver de Cristo? ¿Quién se lo llevó? ¿Se lo llevaron las autoridades judías o romanas? ¿Los ladrones de tumbas en la época? ¿Los discípulos? ¿O hay alguna explicación bíblica? Analicémoslo.
- Las autoridades estaban en contra del cristianismo y por ende de Cristo mismo (Hechos 4: 2, 3, 18). Significa que si hubiesen tenido el cadáver y lo hubiesen presentado públicamente, lo más probable es que todos hubieran visto que Cristo no resucitó, que el cristianismo era falso, y habrían dejado de creer en Cristo.
De hecho, esto era precisamente lo que las autoridades querían que sucediera; aplastar al cristianismo. Sin embargo, ellos nunca mostraron el cadáver de Cristo, por la sencilla razón de que no lo tenían y por eso no lo mostraron, ni en público ni en secreto.
- A los ladrones de tumbas sólo les interesaban los lienzos, las especies aromáticas que tenían mucho valor, y que sí estaban, y no un cadáver sin valor, que no estaba porque Cristo había resucitado. En base a esto observamos que ellos no habrían dejado en la tumba lo que sí les interesaba (lienzos, especies aromáticas), y tampoco habrían llevado lo que no les interesaba (el cadáver).
Significa entonces, que no pudo haber sido acción de los ladrones, porque ellos hubieran preferido robar lo que sí tenía valor (lienzos, especies aromáticas) y dejar el cuerpo.
- Los discípulos tampoco se llevaron el cadáver de Cristo, porque ellos mismos estaban totalmente convencidos y seguros de su resurrección, y además arriesgaban su propia persecución y su muerte al predicar de un Cristo resucitado (Hechos 4: 2, 3; 5: 30-33, 40; 7: 56-60). Sí, los discípulos estaban arriesgando sus vidas por predicar la resurrección; significa que ellos lo creían sinceramente o, en caso contrario, se habrían callado para evitar la persecución.
Entonces, sólo queda la explicación de la Palabra de Dios (la Biblia), de que en verdad JESÚS RESUCITÓ, y el cristianismo precisamente se basaba, y está basado, en el hecho de la resurrección de Cristo (Mateo 28; Marcos 16; Lucas 24; Juan 20; Hechos 2: 32; 3: 15; 4: 10, 33; 5: 30). Además, las diez apariciones de Cristo y la aparición al apóstol Pablo también demuestran y evidencian, real y radicalmente, Su resurrección, como lo estudiaremos a continuación.
2. JESÚS SE APARECIÓ: Esto se prueba con el hecho de que fue visto por muchos en muchas ocasiones; y no Su cadáver, sino Jesús mismo, vivo. Además de las diez apariciones vistas en el tema anterior, hay otras confirmaciones de esta segunda evidencia: Jesús se apareció a más. Quiere decir entonces, que no fue una equivocación, imaginación, y tampoco se trató de un espíritu (Lucas 24: 39-43), ni mucho menos una alucinación (lo que con sinceridad se cree que se ve, pero que no tiene explicación real fuera de su muerte).
Además, para asegurar que no era simplemente un espíritu ni nada parecido, Jesús se les apareció (resucitó) en forma física y verdadera (carne y hueso). Por eso los discípulos tuvieron que mirar, palpar, ver, y Jesús les mostró Sus manos, Sus pies y comió pescado y miel en presencia de ellos (Lucas 24: 39-43). Igualmente, el mismo Cristo le permitió a Tomás, el incrédulo, examinar cuidadosamente Su cuerpo y tocar Sus heridas (Juan 20: 27, 28). Todo esto comprueba que real y verdaderamente Cristo resucitó.
Otra de las cosas que prueba la resurrección de Cristo, son las declaraciones del apóstol Pablo cuando dijo, en aquella época, que muchos testigos todavía viven y otros duermen de los quinientos que le habían visto. Significaba que fue posible haberles consultado y haberles preguntado acerca de lo que habían visto (1 Corintios 15: 6). Es posible que una, dos, tres o más personas se equivoquen al respecto, ¿pero, y los quinientos que le vieron a la vez?...
La resurrección de Cristo tampoco se trató de un caso de reencarnación: la idea de que después de la muerte un ser vuelve a vivir en otra forma, y que si se portó bien en su vida anterior, vuelve a vivir en forma superior y viceversa. La Biblia no da ningún apoyo a tales ideas (Hebreos 9: 27). En el caso específico de la resurrección de Jesucristo, se ve que no fue así porque Él volvió a vivir con el mismo cuerpo, personalidad, etc., y totalmente consciente de quien era antes de morir.
3. MUCHOS FUERON TRANSFORMADOS: Los primeros transformados cuando supieron de la resurrección de Cristo fueron los discípulos: antes ellos eran miedosos (Mateo 26: 56, 74), y después fueron valientes (Hechos 2: 14-42; 3: 11-26; 4: 8-13, 19, 31). Con Su resurrección se llenaron de valor. Esto significa que vieron a Jesús resucitado.
Otros que fueron transformados cuando supieron de la resurrección, fueron las multitudes que creyeron en Cristo en la ciudad de Jerusalén, donde era más fácil investigar la evidencia de la resurrección (Hechos 2:41, 4:4, 5:14). Recuerde que Cristo había sido sepultado en las afueras de Jerusalén y fue en Jerusalén, donde decían que había desaparecido el cadáver y que lo habían visto vivo.
CONCLUSIÓN: cualquiera de estas evidencias, por sí sola, sería suficiente para comprobar que en verdad Jesús resucitó (1 Corintios 15: 3-11). Si no fuera así, vana sería nuestra predicación, nuestra fe, seriamos falsos testigos de Dios, estaríamos en nuestros pecados, o sea, sin perdón, y los que durmieron en Cristo, creyentes que han muerto, perecieron (1 Corintios 15: 12-20), es decir, buena parte del cristianismo. El perdón de pecados, como la resurrección a vida eterna no existirían; el mensaje de esperanza y seguridad espiritual quedarían sin ninguna base, y el cristianismo se convertiría en una leyenda vacía y sin poder espiritual.
¡PERO CRISTO RESUCITÓ! ¡AMÉN QUE SÍ!
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