Romanos 3:23.Todos pecaron y por eso no pueden participar de la gloria de Dios. 24 Dios, por su generoso amor, aprueba a todos los que creen. Es un regalo de Dios hecho posible porque Cristo Jesús nos liberó del pecado. 25 Dios ofreció a Jesucristo para hacer posible, por medio de su muerte, el perdón de los pecados. El perdón se recibe a través de la fe. Él ofreció a Jesucristo como sacrificio para demostrar que él siempre es justo en lo que hace. Lo demostró en el pasado cuando en su paciencia, pasó por alto los pecados de muchos, y también ahora al aprobar a todo aquel que confía en Jesús.
Por la misericordia y el amor de Dios, a través de Jesús su hijo amado, es que recibimos el perdón y podemos tener acceso a su reino, pues dice que como todos pecaron están destituidos de la gloria de Dios; quiere decir que no tenemos entrada, que no podemos tener acceso al reino de Dios, si primero no rendimos cuentas y reconocemos que Jesús es el hijo de Dios, quien nos da salvación, Dios nos da la oportunidad de recibir esta salvación; es un regalo, ¿quieres tú el regalo de la misericordia de Dios?, pues entonces, busca ser salvo por Jesús quien murió en la cruz tomando nuestro lugar.
Juan 1:10 El que es la Palabra ya estaba en el mundo. Él creó el mundo, pero el mundo no lo reconoció. 11 Vino al mundo que le pertenecía, pero su propia gente no lo aceptó. 12 Pero a los que lo aceptaron y creyeron en él, les dio el derecho de ser hijos de Dios. 13 Estos hijos no nacieron como nace un bebé, ni por deseo o plan de sus padres, sino que nacieron de Dios.
Este es un nacimiento que se da gracias a Dios, nuestra mala manera de vivir y actuar es perdonada. Jesús vino a su pueblo y este no le recibió, le negó, no creyeron que él era el Mesías prometido, el rey que vendría a reinar por siempre, eternamente; pero en el reino celestial, a todos los que han creído en Él y confesado que es el hijo de Dios, les ha dado el derecho de ser llamados hijos suyos; porque hemos nacido de nuevo no de voluntad de hombre, sino de Dios a través de Jesús, su hijo amado. Sin Cristo estábamos desterrados de la familia de Dios, pero por Cristo, por recibirle como Señor y Salvador de nuestra vida, ahora podemos sentarnos un día a la gran mesa de Dios, la que Él tiene preparada en su reino celestial para nosotros.
Juan 3:15 Así todo el que crea en el Hijo del hombre tendrá vida eterna. 16 Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo único para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
Dios hace una promesa al hombre y Dios no miente, todo el que cree en Jesús tendrá vida eterna, porque el amor de Dios es tan grande por la humanidad, que aun sabiendo que son pecadores y desobedientes, hace uso de su misericordia sobre nosotros; este mundo pasará pero la palabra de Dios no pasará; esta, su Palabra, será firme y fiel siempre. Él mismo ofreció a su hijo amado en sacrificio para salvación; Jesús tomó nuestro lugar en el lugar de castigo, porque la misma palabra de Dios dice que toda alma que pecare morirá, es decir, que Jesús tomó nuestro lugar en la cruz del Calvario, perdonándonos y dándonos vida eterna, si le reconocemos como nuestro Salvador personal.
Romanos 10:8. Las Escrituras también dicen: “El mensaje de Dios está muy cerca de ti. Está tan cerca como lo están tu boca y tu corazón“. Es el mismo mensaje de fe que nosotros anunciamos. 9 Serás salvo si reconoces abiertamente que Jesús es el Señor y si crees de todo corazón que Dios lo levantó de la muerte. 10 Pues Dios te aprobará si crees de todo corazón y te salvará si con tu boca lo anuncias a otros.
Dios mismo creó el plan de salvación a través de Jesús; Jesús mismo dijo ser el camino, la verdad y la vida, por eso debes confesar tus pecados, pedir perdón y confesar con tu boca que Jesús es el hijo de Dios y que le recibes como tu Salvador personal y pasarás a ser parte de la familia de Dios.
Juan 14:6. Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se llega al Padre.
Jesús mismo dio testimonio de ser quien Él decía ser; El Hijo de Dios, y recalcó que Él era el único camino para llegar al Padre, porque sólo a través del arrepentimiento y reconocer que Él es el hijo de Dios, tendrás salvación y vida eterna.
Jesús mismo dio testimonio de ser quien Él decía ser; El Hijo de Dios, y recalcó que Él era el único camino para llegar al Padre, porque sólo a través del arrepentimiento y reconocer que Él es el hijo de Dios, tendrás salvación y vida eterna.
Cuando Lot huía de Sodoma y Gomorra, el ángel le dijo claramente: "corre, escapa por tu vida"; cuando Pablo y Silas estaban presos, encadenados, y el carcelero se quería suicidar, Pablo le dice: cree en el señor Jesucristo y serás salvo tú y tú casa, y este creyó.
Jesús pago nuestros pecados y Él es el salvador de nuestras vidas; para ser salvo tienes que reconocer que tienes que tener un cambio de vida y darle la espalda al pecado, dejar de andar como has andado y dejar que Dios, a través de Jesucristo, guíe tu vida; paso a paso debemos tratar de dejar todo lo que no agrada a Dios, tenemos que reflexionar sobre todo lo que estamos viviendo y reconocer que necesitamos un cambio, y tenemos que arrepentirnos de nuestra mala manera de vivir y decirle a Dios: perdóname, hoy quiero hacer las cosas a tu manera, como Tú lo has planeado.
Hoy pido a Dios que bendiga tu vida y si aún no le has confesado como Señor y Salvador, pido que Él te dé el entendimiento y tú le recibas como tal, pido que rompa toda cadena, toda atadura o todo yugo; que Satanás tiemble en su presencia, que Jehová le reprenda, pido que te haga como a Saulo de Tarso, que la venda que no te deja ver te sea quitada, y pido que abra las puertas de tu corazón al amor y la misericordia de Dios, y dejes entrar a Jesús.
Hoy sólo puedo decirte: corre a los brazos de Jesucristo y serás salvo tú y tu casa, todos los tuyos tendrán acceso al Padre si confiesan a Jesús de Nazaret como Señor y Salvador. Reconoce que hoy necesitas ser salvado de ti mimo, deja que Jesús te rescate hoy y sé Él en ti.
A Él, y sólo a Él sea la honra y la gloria. Así como fue ayer, es hoy, y sea por siempre. Amén y Amén.
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