miércoles, 6 de marzo de 2013

Eres mi amado - Devocional - vídeo

No sé cuánto tiempo le dedicamos a Dios, cuánto tiempo apartamos para hablarle delicadas palabras de amor, para decirle lo mucho que sentimos por Él, o quizás ya hemos descuidado a nuestro amado. Pero si sé que Él desea que le dediquemos tiempo, que alcemos alabanzas agradables, que adoremos con cánticos nuevos y que en nosotros encuentre lo que lastimosamente busca:


Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. (Juan 4:23 RV)
ere mi amado
Por tanto, mi deseo es que mi Padre pueda ver en mí y en ti un corazón adorador, un corazón sincero, lleno de su amor, Él busca de nosotros una vida de adoración, no que le adoremos a veces o en ciertas circunstancias, Él quiere todo nuestro corazón, no parte de él, quiere hacernos verdaderos adoradores, pero para eso debe haber la actitud en nosotros de poder buscar también eso que Dios busca en nosotros, debemos tener determinación, voluntad, porque Dios no nos obliga; de ser así, sería fácil. Él quiere nuestro esfuerzo, nuestra pasión, nuestra inquietud por querer conocerle y encontrarle, quiere ser nuestro Amado, pero no podrá serlo en verdad para nosotros si no le conocemos; quiere que busquemos su presencia, que podamos entrar en comunión con Él, de tal forma que deseemos encontrar y ver su rostro, tal y como lo añoró el rey David, porque él sabía que Dios era mucho más de lo que en su mente entendía, sabía que había mucho más si él se proponía buscarle con pasión y comprendía que había una hermosura no entendible, incomprensible a través de su rostro:
Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré.
(Salmos 27:8 RV)
En todo ámbito de nuestra vida tenemos prioridades en las que basamos nuestros pensamientos, proyectos e ideas, y nuestra forma de actuar dependerá mucho de nuestras prioridades que tenemos para pretender ser feliz.
Piensa por un momento cómo ha sido tu vida, cuales son tus prioridades, qué es lo primero para ti, Dios, tu familia, tus amigos, tu novio(a), pasar un buen rato... Examínate y trata de buscar respuestas a esto. 
Lo más común que se debería escuchar de una persona cristiana es que Dios es su prioridad, aunque sabemos que no siempre es el caso, pero nuestro centro debe ser Cristo en todo, debe estar en nuestro primer lugar antes que lo demás. Sería deseable, por no decir primordial, anhelar que Dios sea nuestro primer, segundo y tercer lugar porque en todo lo queremos ver, en cada una de nuestras prioridades, de lo más a lo menos importante, ver en TODO a Jesús; puede ser complicado tener a Jesús como nuestro Todo, pero meditemos esto tan maravilloso:


Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. (Filipenses 2:7-8)
Hermoso ¿verdad? Entonces, cómo no hacerlo si Jesús dejó su lugar para venir al mundo, y todo por amor, para que algún día podamos obtener la verdadera felicidad a su lado en la eternidad. Nos regala una salvación que sólo recibimos por gracia, nos hace ser santos delante del Padre para poder pedirle todo en su nombre y así recibirlo; nos da la oportunidad de estar en la presencia misma de Dios y poder alcanzar confiadamente el lugar santísimo, justificados por fe en aquel que derramó su preciosa sangre para cubrir nuestras faltas. Debemos comprender que somos aptos para estar con el Amado, que fuimos llamados por el Padre a conocer a nuestro precioso Jesús; por tanto, buscar su rostro es nuestra prioridad.
Todo cuesta, pero cuando hay amor todo es un disfrute; buscarle hace que le conozcamos, y al conocerle nos deslumbramos y, al deslumbrarnos, hace crecer más nuestra pasión por buscarle aún más; por buscar a El AMADO DE LAS NACIONES.
“Esto es porque Dios es maravilloso y Él quiere pasar momentos de intimidad con nosotros, en donde podamos adorar en verdad, con palabras salidas de lo profundo de nuestro espíritu y corazón, entregarle nuestro cántico nuevo, que son nuestras palabras espontáneas que nacen de nuestro interior para entregárselas a nuestro Amado Jesús. Que su Palabra fluya en nuestra boca, y que su presencia pueda llenar hasta la médula de nuestros huesos. Conozcamos a Nuestro Amado, aún estamos a tiempo, Él es AMOR”.
¿Podemos decirle a nuestro amado con todo nuestro corazón estas palabras? Si para ti Dios lo es TODO, repite estas hermosas palabras. Seguro que las quiere oír de ti:
Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón;
Contaré todas tus maravillas.
Me alegraré y me regocijaré en ti;
Cantaré a tu nombre, oh Altísimo.
(Salmos 9:1-2)
 AMÉN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario