martes, 5 de marzo de 2013

Enamórate de Dios - Devocional - vídeo

En esas veces que aunque estés cerca de Dios te sientes lejos, y que de ninguna manera logras acercarte más de lo que realmente quisieras, tal vez te preguntes qué le falta a tu relación con Dios, o por qué ya no sientes todo eso que un día sentiste en tu corazón; por qué, ahora, sólo sientes y oyes a personas que te hablan de lo hermoso que es estar cerca de Dios, de estar en su presencia, junto a Él, y aún no logras experimentarlo; esto sucede porque hay veces que hace falta enamorarse de Dios, para lograr sentir un poco de lo que tanto has escuchado o deseado últimamente.

El estar enamorado trae consigo acciones, la necesidad de estar cerca del ser amado, de agradarle, de hacer todo lo posible por darle bienestar. Hay alegría y satisfacción de poder compartirlo todo, y eso es lo que a veces nos hace falta para sentir que el corazón nos late de nuevo, para experimentar un acercamiento más íntimo con Dios, justo como sucede cuando una pareja está enamorada. No es sólo dejarse guiar únicamente por sentimientos, sino de ser sensibles al amor, de conocerlo de cerca, de conquistar y no sólo desear, de vivir las cosas y no sólo decirlas.
El amor de Dios es lo más constante que existe, y no por mucho decirle te amo va a amarte más; a Él no le hace falta enamorarse de ti, porque Él siempre está cerca, tratando de entenderte, de ayudarte, de compartirlo todo contigo, de hacerlo todo por ti, ¿verdad?; la necesidad de enamorarse está en nosotros, en corresponder a tanto amor, en cultivar esa relación con Él, en tener un acercamiento real, íntimo y sincero.
Es necesario llegar a conocer íntimamente a Dios para poder experimentar su amor, desear realmente su compañía, dejarse envolver en su presencia olvidando todo lo que sucede a nuestro alrededor,  tener tiempo de calidad con Él. Buscad a Jehová y su poder, buscad su rostro continuamente. 1 Crónicas 16:11. Hay que cultivar la relación como una planta, no podemos dejar que pase el tiempo y descuidarla, porque se seca y terminamos por perderla.
Pasan tantas cosas por nuestra mente todo el tiempo, que aún estando pensando en Dios pensamos en otras cosas; entonces olvidamos lo que estábamos haciendo y volvemos a dar vueltas a los viejos pensamientos de nuevo. Somos así, nos preocupamos de tantas cosas por hacer, que sin darnos cuenta le quitamos su lugar poco a poco y después no nos explicamos por qué ya no sentimos su presencia como antes.
Tal vez te ha pasado o te esté pasando ahora, que sientes que a tu relación con Dios le falta algo y no te explicas como sucedió, sabes que le amas pero ya no es lo mismo, te acercas y te sigues sintiendo lejos de Él. ¡No esperes más! No permitas que lo que un día hubo se pierda. Dios sigue estando ahí, su amor por ti no ha cambiado, Él aún espera cada día ese encuentro contigo. A veces, la soledad o esos extraños sentimientos de que algo falta es sólo la necesidad de estar cerca de Él, es tu corazón que le anhela.
Enamorarte de Dios, más que sentimientos, es una serie de acciones que alimentan tu relación con Él, como estar interesado en hacer su voluntad, cumplir lo que Él desea, buscarle a cada instante, mostrar agradecimiento, cuidar de no lastimarle con actitudes, compartir tus sueños y una comunicación constante con Él. Todo esto es algo realmente necesario para ti, porque al hacerlo, dejas que su amor y su Presencia te llenen, te sientes vivo, tu corazón encuentra paz y tu relación con Él se fortalece.
Tan grande es el amor de Dios, que a pesar de los errores o descuidos que cometemos, permanece intacto, pero no podemos olvidarnos de corresponderle, de cuidarlo, de hacer todo lo posible por mantenerlo en nosotros, porque a fin de cuentas, somos nosotros quienes le necesitamos a Él y no al revés; que las circunstancias no te alejen, sino que más bien sean oportunidades para demostrarle que confías y esperas en Él; aprovecha cada uno de tus días para demostrarle cuánto le amas.

Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos, si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían.

Cantares 8:7

No hay comentarios:

Publicar un comentario