“Vengan, pongamos las cosas en claro — dice el Señor —. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana!”
Isaías 1:18 (Nueva Versión Internacional).
El pecado separa a los creyentes del SEÑOR. Pecados acumulados y no confesados a DIOS merman la vida del cristiano. El creyente puede pasar días enteros llevando el peso del pecado sin darse cuenta, no obstante, eso le entristecerá.
Algunos de los pecados que pueden pasar desapercibidos entre los creyentes pueden ser: orgullo, idolatría o incredulidad. Cuando un creyente vive esforzándose mucho, está atentando, inconscientemente, y pecando contra DIOS pues no confía plenamente en Él, sino que confía en sí mismo (orgullo). Todo aquel que día a día se levanta con temor o poniendo un problema o enfermedad por encima de DIOS, está cometiendo idolatría; éste debe arrepentirse y pedir ayuda al SEÑOR. Cuando alguien duda respecto a las promesas que ha recibido de parte de DIOS, está pecando de incrédulo y debe pedir ayuda al SEÑOR para volver a creer.
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