Parece un poco enredado el título de este escrito, pero vayamos juntos desglosando su sentido. En primer lugar, tú y yo somos “seres vivientes” que por un propósito específico vinimos a nacer en este mundo, en este país y en este tiempo; sea cual sea tu nacionalidad o edad, naciste por una razón y una de las grandes misiones de tu vida es descubrirla. En segundo lugar, cada uno de nosotros tiene una idea o una imagen de cómo quiere llegar a ser, como cuando uno es pequeño y los maestros le preguntan “¿qué quieres ser de mayor?”; las respuestas son variadas y pueden ir desde bombero hasta presidente de la nación. Todos tenemos una idea de lo que queremos ser, lo que muchas veces no tenemos tan claro es cómo llegaremos a ser eso.
Un psicólogo y sexólogo, plantea, en unos de sus libros, que debemos ser rígidos con el sueño que tenemos, pero flexible con los caminos para cumplirlos. A lo que se refiere Stamateas es a lo siguiente: si mi meta es obtener una buena calificación en alguna materia y me doy cuenta de que me es difícil estudiando sólo por mi cuenta, puedo pedir ayuda a un compañero, por ejemplo, contratar a un profesor particular, pedir hora de consulta con el profesor, asistir a clases de tutoría, crear un horario de estudio, usar estrategias de estudio, etc. Voy abriendo puertas para lograr esa meta, sin quedarme sólo en que por mi cuenta lo voy a conseguir. Lo que muchas veces ocurre es que somos rígidos con el sueño y con el camino para conseguirlo; si no funciona a la primera, ya lo desechamos y nos frustramos, sin ganas de proponernos otro intento. En este caso, me alejo del ser que quiero ser.
Esta idea sobre “el ser que quiero ser” no se le ocurrió a la humanidad, no se le ocurrió a escritores talentosos, esta idea se le ocurrió a Dios. Sí, a Él se le ocurrió primero. ¿Te suena el nombre de Jesús? Exactamente, el hijo de Dios. Pues bien, Jesús fue el ser que Dios quería llegar a ser. Jesús encarnó la naturaleza divina de Dios, Él expresó todo lo que el Padre quería que fuese expresado. Jesús es y fue la mejor versión de Dios mismo. Él fue el ser que quiso Dios que fuese.
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