“Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.”
Filipenses 2:13 (Nueva Versión Internacional).
Cuando comencé esta obra mi corazón no se encontraba bien. Había sido golpeado por algunos fracasos y estaba luchando para creer. Pero conforme fui avanzando en ese proyecto que se intuía como gigantesco, iba siendo fortalecido. Hubo momentos en los que fui tentado a rendirme, parecía que nunca terminaría lo que se me encomendó, pero Jesús me sustentó. Una y otra vez el Señor me mostraba que Él ya había ido delante de mí para echar abajo puertas de bronce y cortar cerrojos de hierro (Isaías 45:1-3), y esto me animaba a seguir avanzando. Al hacer esto, pude ver como fueron cayendo obstáculo tras obstáculo. Cada vez que necesité ayuda profesional, DIOS puso en el momento indicado a la persona indicada; cuando tuve que tomar decisiones que impactarían en el rumbo de la obra, Él me dirigió a tomar la mejor decisión.
Obedecí al SEÑOR y el resultado fue glorioso. Él se encargó de abrir las puertas correctas y darme provisión para el proyecto. A los pocos días de haber salido a la venta el libro, DIOS se encargó de llevarlo a rincones de la tierra que solo Él puede, se encargó de poner Su obra en un lugar alto para que todos los que estén en busca de luz le puedan encontrar.
Querido/a hermano/a, cuando se trate de escoger entre seguir tus sueños o los de DIOS, escoge los suyos, pues estos serán gloriosos y trascendentes. Todo lo que necesitas es una palabra de Su parte y ésta dará fruto en abundancia.
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