martes, 18 de diciembre de 2012

Steve Jobs y su Desafío Más Grande - Crecimiento Personal y Espiritual

Pienso que Steve fue un líder de negocios dogmático que muchas veces pensaba fuera del orden establecido. Tras saber de su muerte, decidí averiguar más sobre Steve y compartirlo.

En cierta manera, él no era distinto de usted y de mí. Fue criado, y adoptado, por una familia de clase media. Al crecer era enérgico, bromista y divertido. Sin embargo, era diferente.
Tenía una inteligencia por encima de la media (se saltó un grado en primaria). Evidenció el síndrome de hijo único, solitario, con pocos amigos y sin saber cómo compartir. En otras palabras, su cociente emocional era más bien bajo. Esto era evidente en sus relaciones con los amigos, muchachas, familiares, empleados, colegas, socios y jefes.
La única excepción pudiera ser su esposa, que fue lo suficientemente fuerte como para afrontar todo lo de él y capear las altas y bajas de su personalidad. Fundó Apple, tuvo un hijo fuera del matrimonio y llegó a ser rico y famoso. Su visión del mundo era en blanco y negro; o uno estaba bien o mal; sus emociones fluctuaban entre los dos extremos. La mayor diferencia entre él y nosotros era su pasión: pasión por la excelencia.
En las escuelas de negocios estadounidenses se enseña a satisfacer las necesidades de los accionistas (accionistas, inversionistas, dueños, acreedores y suplidores), maximizando, más que nada, el rendimiento de las inversiones.
En realidad, los gerentes generales satisfacen sus necesidades primero, obteniendo salarios de 6 a 8 cifras, enormes opciones de acciones y "seguros dorados" al jubilarse. Steve pensaba que aquello estaba equivocado; creyó, fundamentalmente, en "crear un mercado basado en grandes productos y la innovación" y lo probó con iTunes, iMac, iPod, iPhone, iPad, e iCloud.
En agosto de 2011, Ordenadores Apple se convirtió en la compañía más valiosa del mundo. Sin embargo, Steve no llegó a disfrutar el éxito porque su salud se había deteriorado tras una larga lucha contra el cáncer, que se extendió desde su páncreas a su hígado. Por supuesto que cualquier otra persona con medios ordinarios no habría podido pagar el mejor cuidado médico que tuvo él, incluyendo un transplante de hígado.
Anteriormente, se había convertido en Gerente General de Apple de nuevo en 1997, ya lo fue antes, cuando la empresa estaba al borde de la quiebra. Él y su equipo trabajaron día y noche para corregir esto. A veces llamaba a alguien a medianoche sobre una gran idea que le había venido. Era un trabajador determinado e incansable.
En 2004 se sometió a cirugía para extraer un tumor pancreático; en 2005 se dio cuenta de que pudiera haber sacrificado su salud en el proceso. En 2009 se sometió a un transplante de hígado. El 5 de octubre de 2011 falleció, ante el dolor y sorpresa del mundo de que un icono público se había ido.
Algo antes, en el verano de 2011, decidió conseguir un mapa financiero para su eventual jubilación; tenía 61 años. Tras investigar varias semanas en Internet buscando un asesor financiero, su esposa y Steve entrevistaron a dos sujetos reputados en el área de la bahía de San Francisco.
Uno de ellos se veía exitoso; manejaba bienes multimillonarios para sus clientes. Tenía unos 12 empleados trabajando para él; era muy profesional y organizado. Sin embargo, le impactó verle pálido y frágil para su edad, para sus 40 años.
El dinero no significa mucho si no tenemos salud. A menudo, mientras estamos en esta “carrera”, perseguimos dinero o éxito pero descuidamos nuestra salud. ¿Será el éxito un material más importante que la salud… o será al revés?
David B. Lo.
Esta narración nos debe llevar a una seria reflexión sobre lo que es realmente importante. Su autor se pregunta al final si el éxito tiene sentido si no está acompañado de la salud. Y agregaríamos que el concepto de salud sobrepasa la buena condición de nuestro cuerpo e incluye necesariamente nuestro alma y espíritu, ya que fuimos creados por Dios de esta manera.
La vida es mucho más que los logros personales; la salud física de la que podemos gozar para disfrutarlos tiene que ver con sabernos parte de una comunidad a la somos llamados a bendecir, aunque algunos más y otros menos.
¿Cómo nos vemos a nosotros mismos al reflexionar sobre esto? ¿Por qué no permitirle al Señor guiarnos mediante Su palabra y Su Espíritu al respecto?

No hay comentarios:

Publicar un comentario