Hoy, lo más importante no es lo que rodeará mi vida sino lo que sucede dentro de mí. Los días pueden ser difíciles pero, aún así, en mi corazón puede haber un banquete continuo. Esto me hace recordar la clásica fábula del caballito de piel y el conejo de terciopelo.
El caballito de piel había vivido más tiempo en la guardería que cualquiera de los otros juguetes. Era tan viejo que su cubierta de color castaño se le había quedado pelada a parches, y debajo se le veían las costuras. Ya le habían arrancado la mayor parte de las cerdas de la cola para hacer collares con abalorios. Este caballo era sabio, pues había visto una larga sucesión de juguetes mecánicos que llegaban jactándose y contoneándose, y con el tiempo se les rompía el resorte principal y fallecían; él sabía que esos eran sólo juguetes que nunca se convertirían en otra cosa.
Lo que sucede en la guardería es muy extraño y maravilloso, y sólo aquellos juguetes viejos, sabios y experimentados, como el caballito de piel, entienden todo esto. ¿Qué es lo real?, le preguntó un día el conejo al caballito de piel. ¿Significa tener dentro las cosas que zumban y una manija sobresaliente? Lo real no es la manera como fuiste hecho,-contestó al caballito de piel. Es lo que le ocurre a uno.
Cuando un niño te ame a ti durante un larguísimo tiempo, no sólo porque quiera jugar contigo, sino porque realmente te ame, entonces llegarás a ser real. ¿Eso duele? – preguntó el conejo. Algunas veces, respondió el caballito de piel, pues siempre decía la verdad. Cuando tú eres real no te importa que te duela. -¿Sucede eso instantáneamente, como cuando te dan cuerda o poco a poco? -No, no sucede instantáneamente- dijo el caballito de piel- Tú llegas a ser real poco a poco. Se necesita un largo tiempo.
Esa es la razón por la cual esto no les ocurre a las personas que se rompen fácilmente, o que tienen bordes afilados, o que hay que guardarlos con cuidado. Por lo general cuando tú llegues a ser real, ya te han arrancado por amor la mayor parte del pelo, te han sacado los ojos, se te han aflojado las coyunturas y te has vuelto andrajoso. Pero esto no importa en absoluto porque cuando uno llega a ser real no puede ser feo excepto para las personas que no entienden.
Hoy, quiero ser real y no simplemente superficial. Sé que con el Señor en mi vida, cada experiencia se convertirá en algo que me hará más real, útil y apto para amar y ser amado. Señor, ayúdame a ser real buscando tu realeza. Quiero servir y hacer felices a otros. Amen.
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