viernes, 21 de diciembre de 2012

El club 99 -Reflexiones - vídeo

Érase una vez un rey que a pesar de su lujoso estilo de vida no era feliz.
Un día, el rey observó a un sirviente que cantaba alegremente mientras trabajaba. Esto fascinó al rey. ¿Por qué siendo él el supremo soberano de la tierra era tan desdichado y sombrío, mientras que en un humilde siervo había tanta alegría? El rey preguntó al sirviente: “¿Por qué estás tan contento?”
El hombre respondió: “Su majestad, yo soy nada más que un sirviente pero mi familia y yo no necesitamos demasiado, sólo un techo sobre la cabeza y comida caliente para llenar nuestros estómagos”.
El rey no quedó satisfecho con esta respuesta. Más tarde, durante el día, solicitó el asesoramiento de su consejero de más confianza. Después de escuchar al rey hablar sobre sus quejas, pesares y la historia del siervo, el consejero dijo: “Su majestad, creo que el sirviente nunca ha sido parte de El Club 99″.
“¿El Club 99? Y qué es eso exactamente?”, preguntó el rey.
El consejero respondió: “Su majestad, para saber realmente lo que es el Club 99, usted debe colocar 99 monedas de oro en una bolsa y dejarla en la puerta de la casa del sirviente.”
A la mañana siguiente el sirviente vio la bolsa, la recogió y la llevó adentro de su casa. Cuando abrió la bolsa dio un gran grito de alegría. ¡Cuántas monedas de oro!
Comenzó a contarlas todas. Después de varios intentos quedó convencido de que había 99 monedas. Se preguntaba qué podría haber ocurrido con la última moneda de oro. ¡Seguramente nadie dejaría 99 monedas!
Buscó por todos los lugares que pudo. Quizá se había extraviado, pero no la encontró. Finalmente, agotado, decidió que iba a tener que trabajar más que nunca para ganar la moneda de oro que le faltaba y completar las 100.
A partir de ese día la vida de aquel siervo cambió. Trabajaba en exceso, se tornó en un horrible gruñón, castigaba a su familia por no ayudarle a ganar la moneda de oro y dejó de cantar mientras trabajaba.
Testigo de esa transformación drástica, el rey se mostró perplejo. Cuando buscó de nuevo a su asesor, el asesor dijo: “Su majestad, el siervo ahora, oficialmente, se ha sumado a El Club 99″.
Y continuó, “se le llama El Club 99 al formado por las personas que tienen lo suficiente para ser felices, pero nunca lo son porque siempre están anhelando y luchando por ese extra, esa última “moneda” . Y explicó, poniéndose a sí mismo como ejemplo: “sólo tengo que obtener esa última cosa y entonces voy a ser feliz para toda la vida. ” “o si yo tuviera … o fuera … entonces sería feliz para el resto de mi vida”.
Podemos ser felices incluso con muy poco en nuestras vidas, pero en el momento en que se nos da algo más grande y mejor, queremos más. Perdemos nuestro sueño, nuestra felicidad, herimos a la gente que nos rodea, y todos esto a un precio aún mayor.
De eso es lo trata unirse a El Club 99.
Proverbios 28:25
El que es ambicioso provoca peleas, pero el que confía en el Señor prospera.
Salmo 37:4
Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón.
Salmo 118:24
Éste es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él.

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